Alaska cerró el año pasado en una situación relativamente tranquilizadora frente al coronavirus. Los días 29, 30 y 31 de diciembre ocupaba el puesto 46 de la Unión por el número de casos registrados (156,130 en todo el estado; 63,352 en Anchorage), por las nuevas hospitalizaciones (52, de un total de 3,251 desde marzo de 2020) y por los fallecimientos (954). Sólo superaba en enfermos a Oregón, Wyoming, Idaho, Montana, Guam y Samoa Americana. Es decir; empezó 2022 siendo el quinto estado con la situación pandémica menos grave de todo el país.
Pero hay que ser respetuosos con la verdad. Es muy fácil que, cuando Sol de Medianoche esté entre sus manos, la situación haya cambiado, y que lo haya hecho para mucho peor, como temen los especialistas. Los datos oficiales del Covid cambian constante y rápidamente.
Los expertos están preocupados porque Ómicron puede colapsar el sistema sanitario, ya muy “agotado” después de dos años de intensa lucha, y porque los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) han reducido a la mitad el tiempo de aislamiento (de diez a cinco días) después de que una persona se haya visto expuesta al virus.
La media de vacunación en las últimas dos semanas de 2021 era de 1,992 dosis inyectadas al día. Todos los especialistas consultados por Sol de Medianoche insisten, una y otra vez, en la enorme importancia que tienen las vacunas, sus refuerzos y el uso de las mascarillas como herramientas más eficaces de defensa contra la pandemia.
Ómicron se extiende en Alaska A finales de diciembre de 2021, Alaska había registrado cinco casos de Ómicron. Esta variante ha llegado por sus propios medios y está dispuesta a extender sus contagios por todo el territorio. Y puede hacerlo a una velocidad de vértigo. Su poder de transmisión es muy superior al de la variante Delta, y recordemos que Delta consiguió llegar a los lugares más remotos de Alaska a comienzos de octubre pasado.
Ómicron es la variante del Covid más explosiva por la extrema facilidad con la que se contagia, aunque en principio es menos letal que la variante anterior, la Delta. Pero esto no significa que Ómicron no pueda ser mortal, ni mucho menos. De hecho, ya se han producido casos fuera de Alaska de personas que han perdido la vida tras contagiarse con esta nueva mutación. Y las autoridades médicas de los Estados Unidos advierten que “aunque la mayoría de las personas sufren síntomas de intensidad leve a moderada y se recuperan sin necesidad de tratamientos especiales, algunas desarrollan casos graves”.
Lo peor, a finales de enero También existe el riesgo de que Ómicron actúe de manera combinada con la variante Delta, más mortal, lo que agravaría la situación de manera considerable. De hecho, en las dos últimas semanas de enero, Alaska ha sufrido un incremento de casos superior al 151% respecto de las semanas anteriores de diciembre.
Otros científicos confían en que Ómicron active los anticuerpos frente a Delta. Pero según el jefe de la sección de Epidemiología en el Departamento de Salud y Servicios Sociales de Alaska, Joe McLaughlin, es de temer que empecemos a ver “un aumento de los casos de Covid muy pronto, a medida que Ómicron se afianza en nuestro estado”. Y según el principal experto en enfermedades infecciosas del país, el doctor Anthony Fauci, en declaraciones a la cadena televisiva CNBC, “es probable que falten un par de semanas hasta que los casos alcancen su punto máximo, probablemente a finales de enero”.
En las escuelas Un nuevo cierre de las escuelas en Alaska no está siendo contemplado por el momento. Sin embargo, la Junta Escolar de Anchorage prolongó la obligación de que los estudiantes lleven cubrebocas debido al rápido incremento en los contagios. Esta medida revierte la decisión de la superintendente Deena Bishop, que dejaba que el uso de los cubrebocas fuese opcional dentro del Distrito Escolar de Anchorage desde el día 3 de enero, fecha en que los estudiantes regresaron a sus clases de las vacaciones de invierno. Deena Bishop ya tenía previsto que con la vuelta a las escuelas la Junta volvería a evaluar la situación y, si los contagios aumentaban, se volvería a exigir el uso de los cubrebocas.