CHE APALACHE
Activismo latinoamericano
al ritmo del bluegrass
por gabriela olmos
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“Señor, cuando todo se haya dicho y hecho, cuando esta antigua carrera haya terminado, ¿habrá espacio bajo el sol para el amor?”, canta el refrán de la canción “El Dreamer”, de la banda argentino-americana Che Apalache. “El Dreamer” cuenta la historia de Moisés Serrano, quien fue traído a los Estados Unidos cuando tenía un año de edad. Moisés creció en la zona de los Montes Apalaches enfrentado a una vida en la que pareciera que “está prohibido soñar”, relata la canción.
Che Apalache toca bluegrass, música de raíces americanas, pero mezcla en sus canciones ritmos latinoamericanos como la salsa, el tango y el corrido. La historia de la banda se remonta al 2002, cuando Joe Trooper —nacido en Carolina del Norte— viajó al Sur de España para estudiar un posgrado. Por aquel momento, Argentina sufría una crisis económica que había forzado a miles de sus habitantes a migrar a otros países. En España, Trooper conoció y entabló amistad con muchos de ellos. Más adelante, inspirado por la cultura argentina, Trooper se mudó a Buenos Aires. Para ganarse la vida comenzó a dar clases de música. Sus alumnos tenían tal talento que fundaron juntos una banda. Para dar cuenta del origen de todos, la llamaron Che Apalache, pues che es la palabra que se usa para llamar a un amigo en Argentina. En un principio tocaban sólo bluegrass en Buenos Aires. Con el tiempo, integraron ritmos latinoamericanos y comenzaron a presentarse alrededor del mundo. Además, sumaron a su repertorio canciones que retratan problemáticas sociales. “Hay mucho movimiento en contra de los inmigrantes indocumentados en el Sur del país; hay mucho racismo. Pero también hay historias que no se cuentan”, dice Trooper en entrevista. Con canciones como “El Dreamer”, la banda busca “crear distintas historias para imaginar espacios nuevos en los que todos podamos habitar”. Trooper imagina estos espacios como ámbitos en los que las culturas norteamericana y latina no sólo coexistan, sino que también dialoguen y se alimenten entre sí. Los miembros de la banda están convencidos de que la música puede hacer una diferencia. Trooper asegura que estos cambios se dan poco a poco, “a pasito bebé. Los grandes cambios son la unión de pequeños cambios que pasan simultáneamente. Pero cada interacción, cada conexión humana, cada chispa de justicia nos permite avanzar”. |
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