Félix Rivera, segundo latino en la Asamblea de Anchorage “Trabajaré para que se mantenga la buena relación que existe entre la ciudad y el Departamento de Policía”
por Sol de medianoche
Toma de protesta de los miembros electos de la Asamblea // Members of the Assembly taking the oath of office
En las pasadas elecciones de abril, el puertorriqueño Félix Rivera fue electo miembro de la Asamblea de Anchorage. Es el segundo latino en ocupar una silla en este cuerpo legislativo, después de Mike Gutiérrez, asambleísta entre 2008 y 2011.
Félix comenzó a trabajar en el servicio público desde muy joven. Estudió periodismo en Alaska Pacific University, y entonces se inició en su primer puesto de elección popular: fue presidente de la sociedad de alumnos. Dice Félix: “esa experiencia me mostró cómo la política es un camino para hacer cosas buenas”. Más adelante Félix se involucró en algunas campañas políticas y después trabajó por casi un año en la oficina del alcalde Berkowitz como enlace constituyente y asistente especial.
Esta elección también fue notable porque fue la primera vez que dos personas abiertamente gays fueron electas a la Asamblea de Anchorage, y Félix es una de ellas. El joven asambleísta comenta que esto es “un orgullo personal” para él. Sin embargo, asegura que no quiso que su orientación sexual fuera el foco de su campaña, porque quería garantizar que la gente lo eligiera por sus inquietudes con respecto a la ciudad. Pero, dice Félix, “así como ser latino te da una cierta perspectiva sobre las cosas y la posibilidad de dar voz a un segmento de la población que no ha sido adecuadamente representado, ser gay y trabajar en la Asamblea me permitirá echar luz sobre problemas que están escondidos bajo la alfombra”.
Entre sus inquietudes como asambleísta destaca la del transporte público: “Busco que la ciudad cuente con una estructura de transporte diversificada que permita a todos sentirse más conectados”. Esta preocupación nació en sus años de estudiante: “Cuando me mudé a Alaska no tenía cómo moverme. No tenía coche, ni podía comprar uno. Cuando quería hacer algo fuera del campus universitario tenía que usar el transporte público. Y esto tomaba mucho tiempo”. Félix asegura que le gustaría traer el problema a la Asamblea porque una buena infraestructura de transporte público favorece a los desprotegidos.
A Félix también le preocupa ayudar a construir una ciudad más segura, “en la que la gente pueda confiar que su calidad de vida no se verá disminuida por el crimen”.
Con respecto a los temas migratorios, Félix sabe, como latino y como miembro de la Asamblea, que a la gente le preocupa saber cómo es la interacción del Departamento de Policía con ICE (Immigration and Customs Enforcement).
Dice: “puedo asegurar que esta interacción va de mínima a casi inexistente. Trabajaré para que se mantenga la buena relación que existe entre la ciudad y el Departamento de Policía, que es magnífica”. Y es que, salvo por cuatro personas que a fines de marzo fueron detenidas y puestas en proceso de deportación porque tenían cargos criminales, no se sabe de otro caso relacionado con la policía migratoria en fechas recientes.
Félix sugiere a la comunidad latina que la mejor forma de luchar contra la ola de odio a los inmigrantes que se desató después de la elección general de noviembre es “involucrarse. Si por miedo, o por lo desconocido, nos retraemos como comunidad y decidimos no involucrarnos, entonces perpetuamos el ciclo de lo desconocido. Debemos empoderarnos, debemos mantener una presencia”. Sobre su herencia hispana, Félix asegura que, “uno de los valores que me inculcaron como latino durante mi infancia y adolescencia fue el respeto a los abuelos. Desde la perspectiva de la política, eso me enseñó a escuchar antes de hablar”. Félix asegura que se dejará guiar por este valor en su trabajo como asambleísta en este tiempo de desafíos.
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