INMIGRACIÓN
LOS INMIGRANTES NO DEBEN VIVIR CON MIEDO
CARTA ABIERTA A LISA MURKOWSKI
Estimada senadora Murkowski:
Muchas gracias por su interés en la comunidad de inmigrantes. Escribimos para compartir con usted nuestras preocupaciones con respecto a la reforma migratoria que actualmente se discute en el Congreso.
Como inmigrantes en los Estados Unidos, ha sido revelador e inspirador descubrir el discurso sobre las cuatro libertades que el presidente Franklin Delano Roosevelt dio ante el Congreso. A través de sus palabras hemos aprendido que Estados Unidos considera que el derecho a no vivir con miedo es un derecho humano esencial.
Venimos de países donde la vida cotidiana de las personas está teñida de miedo. México, por ejemplo, vive una crisis humanitaria que se ha comparado con las guerras en Siria y Afganistán. Secuestros, extorsiones y desapariciones son una realidad cotidiana para quienes viven allí. Según el gobierno de México, el estimado de personas desaparecidas desde 2006 hasta 2015 ha llegado a 250,000. Algunas ONG dan una cifra mucho mayor.
México es sólo un caso; otros países latinoamericanos enfrentan realidades igualmente complejas. Muchos inmigrantes a los Estados Unidos llegan huyendo de la guerra y el crimen violento. Otros escapan de la pobreza y la desigualdad. ¡Ojalá hubiéramos sabido, mientras vivíamos en nuestros países de origen, que teníamos derecho a no vivir atemorizados!
Como inmigrantes hemos aprendido que Estados Unidos es un ejemplo para el mundo por muchas razones, y el derecho a no vivir con miedo es uno de ellos.
Apoyar un plan de inmigración justo es fundamental para garantizar a quienes llegan a los Estados Unidos en busca de una vida mejor el derecho a vivir sin miedo. Los inmigrantes dejaron todo atrás para comenzar una nueva vida en los Estados Unidos por una razón. Es muy probable que la razón que los obligó a abandonar su país siga presente en aquellas tierras como una amenaza. Habiendo conocido la cultura de libertad de los Estados Unidos, les resultará devastador enfrentar de nuevo la violencia o la pobreza extrema. De tener que volver a sus países vivirían con miedo y Estados Unidos habría fallado en garantizar sus derechos humanos.
Con el objetivo de dar un rostro a sus historias, en repetidas ocasiones hemos buscado entrevistar a inmigrantes en diferentes condiciones para nuestro periódico. Muchas veces se han negado a contar su historia para la prensa, siempre argumentando la misma razón: “Tengo miedo”. Una gran cantidad de inmigrantes vive con temor. Así que pese a la tradición de libertad con la que este país guía al mundo, Estados Unidos ha negado a una parte de su población las cuatro libertades humanas esenciales promulgadas por el presidente Roosevelt.
Como inmigrantes en los Estados Unidos, como miembros de la comunidad latina y como seres humanos, le pedimos que defienda una reforma migratoria justa. Creemos firmemente que mantenerse de pie junto a los inmigrantes llevará a América a ser, una vez más, un modelo de compasión y fortaleza en la defensa de los derechos humanos.
Sinceramente,
Sol de Medianoche
Muchas gracias por su interés en la comunidad de inmigrantes. Escribimos para compartir con usted nuestras preocupaciones con respecto a la reforma migratoria que actualmente se discute en el Congreso.
Como inmigrantes en los Estados Unidos, ha sido revelador e inspirador descubrir el discurso sobre las cuatro libertades que el presidente Franklin Delano Roosevelt dio ante el Congreso. A través de sus palabras hemos aprendido que Estados Unidos considera que el derecho a no vivir con miedo es un derecho humano esencial.
Venimos de países donde la vida cotidiana de las personas está teñida de miedo. México, por ejemplo, vive una crisis humanitaria que se ha comparado con las guerras en Siria y Afganistán. Secuestros, extorsiones y desapariciones son una realidad cotidiana para quienes viven allí. Según el gobierno de México, el estimado de personas desaparecidas desde 2006 hasta 2015 ha llegado a 250,000. Algunas ONG dan una cifra mucho mayor.
México es sólo un caso; otros países latinoamericanos enfrentan realidades igualmente complejas. Muchos inmigrantes a los Estados Unidos llegan huyendo de la guerra y el crimen violento. Otros escapan de la pobreza y la desigualdad. ¡Ojalá hubiéramos sabido, mientras vivíamos en nuestros países de origen, que teníamos derecho a no vivir atemorizados!
Como inmigrantes hemos aprendido que Estados Unidos es un ejemplo para el mundo por muchas razones, y el derecho a no vivir con miedo es uno de ellos.
Apoyar un plan de inmigración justo es fundamental para garantizar a quienes llegan a los Estados Unidos en busca de una vida mejor el derecho a vivir sin miedo. Los inmigrantes dejaron todo atrás para comenzar una nueva vida en los Estados Unidos por una razón. Es muy probable que la razón que los obligó a abandonar su país siga presente en aquellas tierras como una amenaza. Habiendo conocido la cultura de libertad de los Estados Unidos, les resultará devastador enfrentar de nuevo la violencia o la pobreza extrema. De tener que volver a sus países vivirían con miedo y Estados Unidos habría fallado en garantizar sus derechos humanos.
Con el objetivo de dar un rostro a sus historias, en repetidas ocasiones hemos buscado entrevistar a inmigrantes en diferentes condiciones para nuestro periódico. Muchas veces se han negado a contar su historia para la prensa, siempre argumentando la misma razón: “Tengo miedo”. Una gran cantidad de inmigrantes vive con temor. Así que pese a la tradición de libertad con la que este país guía al mundo, Estados Unidos ha negado a una parte de su población las cuatro libertades humanas esenciales promulgadas por el presidente Roosevelt.
Como inmigrantes en los Estados Unidos, como miembros de la comunidad latina y como seres humanos, le pedimos que defienda una reforma migratoria justa. Creemos firmemente que mantenerse de pie junto a los inmigrantes llevará a América a ser, una vez más, un modelo de compasión y fortaleza en la defensa de los derechos humanos.
Sinceramente,
Sol de Medianoche