La profunda y devastadora crisis de vivienda
Los habitantes de Alaska se conocen por su feroz independencia y, en tiempos de dificultades, por echar la mano a los necesitados. He tenido la suerte de presenciar y hacer amistad con algunos de los mejores habitantes de Alaska, ayudando a aquellos en tiempos difíciles. Cuando experimentamos un terremoto de 7.1 en noviembre de 2018, los habitantes de Alaska brillaron y mostraron lo que es estar unidos verdaderamente.
Ahora estamos experimentando la desgarradora falta de vivienda en toda nuestra nación, incluyendo las ciudades de Alaska. Reunirse como una comunidad diversa para encontrar soluciones sociales basadas en la equidad es lo más necesario en este momento. Anchorage, y el resto de nuestra nación está viviendo una crisis humanitaria. Si no encontramos una manera de estar a la altura de las circunstancias y abordar la falta de vivienda con compasión y con el enfoque en sus causas centrales, la falta de vivienda empeorará exponencialmente debido al COVID y al cambio climático. Alaska cuenta con una gran variedad de características únicas que nos separan del resto de los 48 estados. Aun así, sin incluir nuestra ubicación geográficamente aislada, compartimos los desafíos socioeconómicos y sociopolíticos como una sola nación. Se prevé que la falta de vivienda continúe aumentando en un 2.2% en todo el país. Cuando se informa que la asombrosa cifra de 580,466 estadounidenses experimentan falta de vivienda en una noche determinada, y cuando se han presentado más de 437,278 desalojos durante una pandemia en seis estados, sabemos que la falta de vivienda es a causa del sistema en el que vivimos. Sus causas tienen raíces en la planeación económica y política. En un artículo del Anchorage Daily News en junio del 2020, se estimó que en Anchorage 1,100 personas estaban oficialmente sin hogar, mientras que aproximadamente 7,900 buscan alguna forma de asistencia debido a la falta de vivienda. Dada la investigación y la retórica de nuestros líderes sobre las prioridades de vivienda, ¿por qué sus acciones continúan contradiciendo y causando más daño? Seamos francos, los funcionarios de la ciudad deben ir a la fuente y no al revés. Existe una barrera de acceso a las instituciones para muchas personas, especialmente para las personas que no tienen vivienda. Seré clara, trabajar de arriba hacia abajo no resuelve la falta de vivienda, tampoco lo hacen las políticas y mandatos que la criminalizan. Si ha de haber un esfuerzo sincero para resolver la falta de vivienda para aquellos que no lo necesitan, entonces las voces de los individuos que la experimentan deben tener prioridad en el proceso, un esfuerzo de colaboración que no complique el trauma ya experimentado por estos individuos en circunstancias extremas. Es imperativo que nuestros líderes creen un enfoque de “podemos hacer esto juntos”, vecindario por vecindario, que sea diverso, centrado en las personas y en la vivienda primero. Cada año se gastan decenas de millones de dólares de nuestros impuestos. Millones en incesantes reuniones, estudios, folletos caros y presentaciones que equivalen a resultados donde la gente todavía duerme en las calles y en el bosque. ¿A dónde va exactamente todo este dinero? Los centros de acogida son almacenes temporales de humanos. No son hogares estables en áreas con acceso a programas, instalaciones y transporte. La idea de un albergue temporal de 450 camas parece tanto una pérdida de dinero cuando tenemos el Sullivan Arena, que tiene una ubicación céntrica, como contradictoria con un municipio cuya dirección es “Home for Good”. Desarraigar y trastocar las vidas de cientos de personas del Sullivan Arena durante una pandemia y cuando no hay soluciones permanentes parece absurdo. Las personas necesitan hogares estables y permanentes. En Anchorage, tenemos algunos ejemplos de emprendedores individuales, tanto con fines de lucro como sin ellos, que están proporcionando apoyo a la vivienda. La ciudad debe de hablar con esos empresarios que ya tienen un pulso para lo que funciona, y hacerlos parte de la solución. La falta de vivienda afecta a las familias de TODOS los ámbitos de la vida. Incluye a las personas que han experimentado pérdidas: divorcio, muerte, falta de empleo, desalojo; personas que han experimentado tragedias, abuso doméstico, trauma (incluso histórico), encarcelamiento y deudas; individuos con problemas de salud mental y adicción, individuos que carecen transporte confiable, acceso a una vivienda asequible, y los trabajadores de bajos salarios y trabajadores estacionales. Culpar de la falta de vivienda al individuo es algo ignorante, cruel y perpetúa estigmas y miedo peligroso e hiriente. Tanto los datos como la investigación apuntan al hecho de que la falta de vivienda es un síntoma del capitalismo grotesco y desenfrenado que afecta particularmente a las comunidades marginadas. Es hora de que reconozcamos esta verdad y trabajemos juntos para resolverla permanentemente. La jueza asociada de la Corte Suprema, Louise Brandeis, dijo: “Podemos tener democracia en este país o podemos tener una gran riqueza concentrada en manos de unos pocos, pero no podemos tener ambas cosas. ------------------------- -- Dana Dardis es escritora, poeta, artista y expropietaria de una casa de huéspedes. Cuenta con un B.A y M.Ed. Actualmente, está inscrita en un programa de asesoramiento profesional para el trastorno por uso de sustancias. Vive entre Alaska y Washington y colabora con Alaska Poor Peoples Campaign (AKPPC). -- Alaska Poor Peoples Campaign (AKPPC) es una organización sin fines de lucro que desafía el racismo sistémico, la pobreza y la guerra económica, la devastación ecológica y la moralidad distorsionada del nacionalismo religioso de la nación. |