Con la llegada del verano, los días largos y el clima asoleado, salir a disfrutar de lo que nuestro gran estado ofrece en los parques, senderos y áreas para acampar o ir de caminata, no debe de ser opacado por la desagradable vista de bolsas llenas de excremento abandonadas en las áreas públicas por dueños de mascotas.
Anchorage tiene una reglamento municipal sobre la obligación de los dueños de perros de recoger los excrementos de sus mascotas y ha dispuesto de un centenar de estaciones de desechos de animales a los que se pueden llevar las bolsas una vez que ha sido recogido el excremento.
Existe un Comité formado por miembros del Consejo de las canalizaciones del agua, parques, jardines y zonas de ocio, el Departamento de Control Medioambiental, asociaciones de amigos de las mascotas, criadores y adiestradores caninos y voluntarios. Su objetivo principal es sensibilizar, concientizar y educar a los dueños de los perros para que no dejen abandonados en los lugares públicos ni privados los desechos de sus animales.
Un pequeño gesto de los propietarios de las mascotas puede ahorrar muchos disgustos y enfermedades a toda la ciudad de Anchorage, la más poblada de Alaska. Toda la información de esta campaña se puede encontrar en la página web www.scoopthepoop.org y en Facebook en ScoopthePoopAnchorage.
La ciudad de Anchorage alberga a unos 65,000 perros, que defecan unos tres cuartos de libra de excrementos cada uno al día. Esto supone que las mascotas de la ciudad producen diariamente unas 49,000 libras de excremento o, lo que es lo mismo, casi millón y medio de libras de desechos al mes (unas 24 toneladas diarias, que son 720 toneladas mensuales). Es esencial para la limpieza de las calles de la ciudad y para la salud de sus cerca de trescientos mil habitantes que los dueños de las mascotas vayan provistos de bolsitas higiénicas para poder recoger con ellas los desechos. Inmediatamente después, deben de depositarlas convenientemente cerradas en las estaciones de recolección y en los contenedores de residuos que hay dispuestos para estos desechos.
Una amenaza sanitaria Los excrementos de los perros no sólo deslucen la ciudad, sino que son un grave peligro sanitario para todos sus habitantes. Los desechos orgánicos de los perros atraen moscas, propagan enfermedades y representan una de las principales causas de contaminación del agua en los ríos de la comarca. Sin embargo, muchos senderos para bicicletas, muchos parques públicos (frecuentados por nuestros hijos de todas las edades y por nuestros ancianos), muchas calles de Anchorage y los alrededores de muchas escuelas sufren la “invasión” de estos excrementos por culpa de propietarios de mascotas descuidados, poco solidarios con sus vecinos y conciudadanos y poco respetuosos con esta ciudad y su entorno.
Una maniobra muy sencilla Recoger los excrementos de nuestras mascotas es una maniobra muy sencilla. Una vez que el perro hace sus necesidades fisiológicas, de inmediato el dueño debe de abrir una bolsa de plástico, aunque hay también bolsas higiénicas expresamente fabricadas para recoger los desechos. Debe meter la mano en la bolsa vacía y con ella retirar el excremento. Una vez tomado el desecho del perro, debe de retirar la mano como quien se quita un guante al que da la vuelta por completo, quedando la mano limpia por fuera de la bolsita, mientras que el excremento se ha quedado dentro. El propietario del perro debe de cerrar la bolsa para que ésta no huela y llevarla de inmediato a un bote de basura o estación de desechos de animales. En el caso de estar lejos de la estación de desechos, el dueño de la mascota debe de cargar la bolsa con el hasta encontrar un lugar en donde deshacerse de ella. No se logra nada con abandonar las bolsas usadas y llenas pues esto es contraproducente. El plástico tarda muchos años en descomponerse creando un problema más grave en nuestro medio ambiente.
Usted puede ser citado por violar la ley El dueño de un perro que no retire los excrementos de su mascota se expone a ser denunciado y a ser citado por las autoridades por violar las leyes de cuidado y saneamiento. Esto puede pasarle incluso si acumula los desechos del perro en su propio jardín, porque crea molestias desagradables e insalubres para todos los vecinos. El dueño del perro descuidado y poco solidario con su comunidad y con Anchorage en general puede ser penalizado.