Las seis farmacéuticas al frente de las vacunas contra el Covid-19 se niegan a renunciar a sus derechos de propiedad intelectual y compartir su tecnología con los países pobres, según acaba de denunciar Amnistía Internacional a finales de septiembre.
En su informe “Dosis doble de desigualdad: Las empresas farmacéuticas y la crisis de las vacunas contra el COVID-19”, Amnistía Internacional (AI) evalúa a las seis principales farmacéuticas de estas vacunas: AstraZeneca (Reino Unido); BioNTech (Alemania); y las estadounidenses Johnson&Johnson, Moderna, Novavax y Pfizer. La conclusión es que no respetan los Derechos Humanos.
“Vacunar a todo el mundo es el único camino para salir de esta crisis. Deberíamos estar aclamando a los científicos de estas empresas, que tan rápidamente crearon las vacunas, como héroes. Pero para su vergüenza se niegan a compartir sus conocimientos, llegan a acuerdos poco claros con los países ricos y provocan una escasez de vacunas devastadora para los pobres”, ha denunciado la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard.
“Están sumiendo a zonas pobres de Latinoamérica, África y Asia en nuevas crisis, causando decenas de miles de muertes. En muchos países pobres, ni siquiera el personal sanitario y la población de riesgo han recibido la vacuna. Con esta desigualdad, BioNTech, Moderna y Pfizer habrán ganado 130,000 millones de dólares a finales de 2022”. De los 5,760 millones de dosis administradas en todo el mundo, sólo el 0.3% ha ido a los países pobres y más del 79% a los ricos o con rentas medias y altas. Pese a los llamamientos para dar prioridad a la equidad global en la asignación de las vacunas (Mecanismo COVAX), algunas de estas empresas han reservado su suministro a países de los que se sabe que las acaparan.
Las farmacéuticas se han negado a participar en las iniciativas internacionales para el suministro global y a compartir conocimientos y tecnología. Se oponen a suspender temporalmente los derechos de propiedad intelectual. Pfizer y BioNTech han suministrado vacunas sólo a Suecia, en una cantidad nueve veces superior a la de todos los países pobres juntos, que han recibido menos del 1% de su producción. A finales de 2022 habrá ingresado más de 86,000 millones de dólares. Moderna no ha entregado una sola dosis a los países pobres. Ingresará más de 47,000 millones de dólares. Johnson&Johnson, AstraZeneca y Novavax se niegan a compartir su tecnología. La mayoría de estas farmacéuticas reciben multimillonarios fondos públicos y con su pasividad perjudican los Derechos Humanos de los miles de millones de personas que aún no pueden acceder a una vacuna que puede salvarles la vida.