Mucho se ha dicho del muro de Trump: que cuesta mucho, que insulta, que no se necesita. Todas estas son cosas muy ciertas, pero hay un aspecto que se le adjudica y que sin embargo no lo es: que el muro es la cosa más dañina para los inmigrantes. En realidad, una muralla de concreto y acero -aunque se juzgara impenetrable- no causaría el daño que ha logrado hacer una desconocida sección de la ley migratoria.
La sección 212(a)(9)(C) del Acta de Inmigración y Naturalización, crea lo que se conoce como una “prohibición permanente” para cualquier individuo que ha estado fuera de estatus por un período total de más de un año en los Estados Unidos y se va, o que ha sido deportado de los Estados Unidos e intenta reingresar sin inspección (dígase por la frontera). El problema con esta sanción es que nunca se termina: pueden pasar diez, veinte o más años y el castigo sigue en pie. Peor aún, la famosa 245(i) que perdonaba la entrada sin inspección a los Estados Unidos no cobija esta sanción, es decir, alguien que está sancionado con inadmisibilidad permanente bajo 212(a)(9)(C) no puede beneficiarse de la 245(i). La única opción que existe en este momento para personas que tienen esta prohibición permanente es irse de los Estados Unidos, pasar diez años fuera del país sin intentar volver y después de esos diez años pedir permiso al Departamento de Seguridad Interna (DHS) para regresar. No existe garantía de obtener el permiso, lo cual quiere decir que uno podría verse en una situación en que no puede volver a los Estados Unidos a pesar de haber pasado una década fuera del país. Si esto le suena conocido en su caso, el de un amigo o un familiar, consulte con un abogado antes de acercarse a Inmigración, para que determine si la sección 212(a)(9)(C) le aplica o si existe alguna manera de evitar que le perjudique. Así que la próxima vez que se sienta ofendido u ofendida por la ridiculez que quiere construir Trump, acuérdese que hay una pared invisible que le hace más daño a los inmigrantes que una de 2000 millas. Una nota sobre la Ciudadanía: La administración de Trump ha iniciado un ataque sistemático contra lo que hasta hace poco era un santuario: la ciudadanía. Con intenciones más políticas que de seguridad nacional, el gobierno está en aras de crear una “fuerza” especial dentro de la agencia de Inmigración y Ciudadanía para detectar casos de fraude que permitan revocar la naturalización. Esto es algo que debemos observar con mucho cuidado, pues en el pasado este mecanismo se utilizó para amedrentar a grupos políticos, solo basta recordar la persecución de los “comunistas” en los años cincuentas por el senador McCarthy para entender esta dinámica. Puede ser que el comportamiento racista del gobierno de Trump pretenda asustar a los inmigrantes naturalizados para que no voten; no podemos permitir esto. Si usted siente que puede tener problemas con respecto a su naturalización, llame a un abogado. |