¡Ya basta! Manifestación para cerrar los campos de concentración en la frontera Por Natsuki Nakamura
“Nadie es ilegal en tierras robadas,” dijó Christina Edwin en sus palabras de apertura en la manifestación en el viernes previo al Día de los Pueblos Indígenas (conocido también como el Día de la Raza). Edwin—una organizadora comunitaria con raíces en Anchorage, el río Yukón, y México—representó a Movimiento Nativo, una organización enfocada en alzar las voces y la soberanía de los Indígenas. Nos reunimos en frente a la oficina de nuestros legisladores como parte de una petición de acción nacional para cerrar los campos de concentración en la frontera. Edwin continuó: “No abogamos por condiciones más humanas en los campos de detención en la frontera de los Estados Unidos. Abogamos por la abolición de los campos y de ICE (inmigración y control de aduanas).”
Inmigración y Control de Aduanas (ICE) fue creada en 2003, y desde entonces es un servicio que existe sólo para criminalizar y perseguir a las comunidades de inmigrantes en los Estados Unidos. Esta manifestación fue organizada por el Movimiento Nativo, los Socialistas Demócratas de América en Anchorage, la Asociación Unitaria de Anchorage (AUUF) y los Alaskeños por los Derechos Humanos en la Frontera. El objetivo de la manifestación fue solidarizarse con toda la gente que sufre bajo ICE y exigir por el fin de las deportaciones, separaciones familiares y encarcelamientos.
La petición de acción nacional se realizó cerca del Día de los Pueblos Indígenas para equiparar esta situación con el trauma infligido por el gobierno de los Estados Unidos a los pueblos indígenas como resultado de intereses corporativos y coloniales. Comunidades indígenas fueron expulsadas de sus hogares para extraer minerales de la tierra. Los niños indígenas fueron separados de su familia y cultura cuando tuvieron que ir a los internados de “asimilación”. Centroamérica todavía está luchando con las consecuencias de los dictadores militares apoyados por los Estados Unidos, y ahora crecientemente con los impactos del cambio climático. La mayoría de la gente que busca asilo en Estados Unidos son familias indígenas que tuvieron que abandonar su tierra nativa debido a situaciones violentas o condiciones de vida imposibles. Cada día, las familias se separan cuando son obligadas a tomar la difícil decisión de abandonar su hogar por la esperanza de una vida mejor para sus hijos. Dennis Arashiro, el presidente de la junta del AUUF por Acción de Justicia Social y el presidente de la Liga de Ciudadanos Japoneses en Alaska, también participó en la manifestación. “Existen dos visiones de este país. Una resultó en el Día de la Raza,” dijó Arashiro. “Esta visión resultó en el genocidio y la limpieza étnica de los pueblos Indígenas… La situación en la frontera sur no es nada nuevo. No es una aberración. Es una característica de la visión de los Estados Unidos.” Esta continúa cada año cuando el Congreso destina miles de millones de dólares para el servicio de inmigración y más militarización de la frontera en el nombre de la seguridad fronteriza. Nuestro gobierno continúa invirtiendo en más muros, cámaras, policías y cárceles en la frontera, y considera a cualquiera persona que la cruce como un criminal. Pasé seis semanas el invierno pasado como voluntaria en la frontera con una organización en El Paso, Texas. Toda la gente que conocí se entregó a ICE con la esperanza de obtener asilo. Muchas familias hablan español como su segundo idioma después su lengua nativa, y ahora están rodeados por el inglés en un país nuevo y hostil. Cuando finalmente llegan a nuestras puertas, estos viajeros cansados no tienen mucho más que la ropa que traen puesta y la manta de aluminio distintiva de ICE—la única protección contra los pisos de concreto y el aire helado de los centros de detención. Me alegró ver a la gente reanimada después de una ducha, comida caliente y la oportunidad de hablar con su familia. Cuando vi a los niños jugando juntos, me impresionó mucho su resiliencia. Pero no podemos negar el increíble trauma infligido diariamente por el gobierno gracias al encarcelamiento innecesario de niños y personas quienes no hicieron nada más que nacer en el lado equivocado de una frontera arbitraria. Samuel Johns, un artista de hip hop y organizador comunitario de Ahtna y de ascendencia Athabasca, cerró la manifestación con unos versos escritos por el: “Vivo en una nación que no admite colonización, o el trauma histórico infligido en muchas generaciones, una nación que me dio un nombre bíblico”, dijó Johns. “No quiero tu dinero, solo quiero mi tierra reclamada. No más orgullo materialista para nuestros hijos porque ahora es el momento de un mundo sostenible.”
Natsuki Nakamura es miembro de los Socialistas Demócratas de América en Anchorage—una organización impulsada por personas que luchan por una sociedad y economía más democráticos— y fue una coorganizadora de esta manifestación.