La disputa sobre cuidado médico provoca cierre del gobierno
por pedro graterol
El gobierno de Estados Unidos se paralizó tras el colapso de las negociaciones de financiamiento, con la política de salud en el centro y millones enfrentando una creciente incertidumbre.
El 1 de octubre, el gobierno estadounidense entró oficialmente en su primer cierre en casi siete años luego de que los legisladores no lograran un acuerdo para extender el financiamiento. El cierre ocurre tras semanas de tensiones crecientes entre la administración del presidente Donald Trump y los demócratas en el Congreso, con la política de salud en el corazón del estancamiento.
Los cierres en Washington no son nuevos, pero este refleja la profunda polarización del momento. Aunque los republicanos controlan ambas cámaras del Congreso, las reglas del Senado requieren 60 votos para aprobar un proyecto de ley de financiamiento. Los demócratas retuvieron su apoyo a menos que los republicanos aceptaran extender los subsidios de salud, revertir los recortes previos a Medicaid y proteger otros programas clave. Sin acuerdo, gran parte del gobierno federal se ha detenido.
El cálculo político es arriesgado para ambos lados. Los demócratas, bajo presión de su base para resistir con más fuerza a Trump, ven la lucha por la salud como un tema definitorio. Los republicanos, por su parte, apuestan a que los demócratas cargarán con la mayor parte de la frustración pública por vincular las operaciones del gobierno a sus demandas. La administración Trump ha aumentado la incertidumbre al sugerir que podría usar el cierre como una oportunidad para reducir permanentemente la fuerza laboral federal, una marcada desviación de los precedentes en que los trabajadores en licencia forzada recibían pagos retroactivos.
Las consecuencias pronto se sentirán en la vida de los estadounidenses. Mientras trabajadores esenciales como agentes fronterizos, fuerzas de seguridad y controladores aéreos continúan en sus puestos sin salario, cientos de miles de empleados federales considerados no esenciales han sido enviados a casa sin paga. Servicios como parques nacionales, museos Smithsonian, programas de asistencia alimentaria y algunos laboratorios de investigación federales serán recortados. El procesamiento de pasaportes y los viajes aéreos podrían enfrentar demoras, mientras que agencias de salud como los Centros para la Prevencion y Control de Enfermedades (CDC) y los Institutos Nacionales de Salud (NIH)se preparan para interrupciones en proyectos en curso.
El impacto económico es incierto. Según la BBC, analistas estiman que cada semana de cierre podría restar entre 0,1 y 0,2 puntos porcentuales al crecimiento, con un estancamiento prolongado que arriesga daños mayores. Para los estadounidenses comunes, el efecto más inmediato puede ser la pérdida de salarios, la ralentización de servicios gubernamentales y el aumento de los costos de salud. Cuánto durará sigue siendo una incógnita. Cierres previos terminaron cuando un lado cedió bajo la presión pública, aunque el último, en 2018, se extendió por un récord de 35 días. Esta vez, con Trump mostrando disposición a prolongar el enfrentamiento, el desenlace es difícil de predecir. La senadora Lisa Murkowski de Alaska subrayó la urgencia en una declaración a los medios el martes por la noche: “Propuse recientemente un marco que incluye tres proyectos de ley de asignaciones aprobados por el Senado, una solución temporal para ayudar a millones de estadounidenses a evitar aumentos masivos en los costos de su seguro de salud, financiamiento temporal para estaciones rurales de radiodifusión pública y la reversión de recientes recortes inconstitucionales… Estoy dispuesta a hablar con cualquiera de mis colegas y doy la bienvenida a negociaciones de buena fe para hacer que este cierre sea lo más corto e indoloro posible para el pueblo estadounidense.”