La nueva política de Estados Unidos sobre Ucrania provoca tensión en Europa
por pedro graterol
El segundo mandato de Trump muestra una rápida alineación con Rusia, dejando de lado a Ucrania y sacudiendo la determinación de Europa ante el conflicto.
El primer mes del segundo mandato del presidente Donald Trump ha traído una dramática reorientación de la política estadounidense sobre la guerra en Ucrania, conmocionando a un liderazgo en Kyiv que ya estaba acostumbrado a maniobrar con gran cautela diplomática. Antes del regreso de Trump a la Casa Blanca, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski trabajó diligentemente para mantener el apoyo bipartidista en Washington, consciente de que la defensa de su país frente a Rusia dependía en gran medida del respaldo estadounidense. Sin embargo, esos esfuerzos se han visto alterados por un sorprendente giro: la decisión de la administración de llevar a cabo negociaciones con Rusia en Arabia Saudita sin la participación de Ucrania, un paso que ha provocado una crisis en la relación entre Estados Unidos y este país de Europa del Este.
Bajo el mandato del expresidente Joe Biden, la ayuda fluía de manera constante para fortalecer la defensa de Ucrania. Ahora, las declaraciones públicas de Trump apuntan a una resolución acelerada, con acusaciones de que Zelenski es un “dictador sin elecciones”. El presidente ha afirmado que Ucrania “nunca debió haber iniciado” la guerra, mientras insiste en que quiere “recuperar nuestro dinero” por el apoyo estadounidense. Aunque Zelenski cuestiona la afirmación de Trump de que la inversión de EE. UU. asciende a 500.000 millones de dólares, la fricción entre ambos líderes ha aumentado los temores en Kyiv de que la nueva administración exija concesiones o reduzca la ayuda crítica esencial para mantener la integridad territorial del país.
Esta inquietud se ha agravado por la decisión de EE. UU. de alinearse con Rusia en dos recientes votaciones de las Naciones Unidas. Washington apoyó en el Consejo de Seguridad una resolución que evitaba responsabilizar a Moscú de la invasión, lo que llevó a Francia y al Reino Unido a abstenerse en lugar de vetarla. Los aliados europeos, que se unieron a la Asamblea General para condenar a Rusia, temen que cualquier acuerdo que Trump y el presidente ruso Vladímir Putin alcancen pueda socavar la soberanía de Ucrania. Mientras tanto, las autoridades ucranianas advierten que no se puede llegar a un acuerdo de paz legítimo sin su participación ni garantías sólidas contra futuras agresiones rusas. Algunos en Kyiv esperan que los acercamientos de Trump a Putin sean parte de una estrategia calculada y que la Casa Blanca finalmente no formalice un acuerdo perjudicial para Ucrania. Sin embargo, el parlamentario ucraniano Oleksandr Merezhko subraya el riesgo de que se tomen decisiones “sobre Ucrania” a sus espaldas, y muchos temen que un vacío en la comunicación entre EE. UU. y Ucrania pueda llenarse de narrativas favorables a Rusia. Por ahora, Zelenski insiste en que Ucrania no se rendirá, y grupos de la sociedad civil prometen seguir luchando. Sin embargo, con las negociaciones a punto de reanudarse, en Kyiv predomina la inquietud de que Washington y Moscú puedan alcanzar un pacto que amenace la integridad territorial de Ucrania, dejando a Zelenski y a sus aliados en una posición cada vez más precaria.