Venezuela pierde su último glaciar
Venezuela se vuelve el primer país de los Andes en perder todos sus glaciares, creando preocupación por la salud de glaciares en otras partes del mundo, especialmente en Alaska.Venezuela se ha convertido en el primer país de los Andes en perder todos sus glaciares en la era moderna. A pesar de ubicarse en los trópicos, la región suroeste de Venezuela está situada en la cordillera de los Andes, donde regularmente se registran bajas temperaturas. Hasta 1910, Venezuela contaba con seis glaciares que cubrían un área total de 1,000 kilómetros cuadrados. Sin embargo, hoy en día, estos se han reducido a pequeños fragmentos de hielo que ya no califican como glaciares. El último que quedaba era el glaciar La Corona en el Pico Humboldt, en el Parque Nacional Sierra Nevada, pero este ha desaparecido, transformándose ahora en un campo de hielo.
La Corona, que alguna vez abarcó 4.5 kilómetros cuadrados, se ha reducido a menos de 0.02 kilómetros cuadrados, perdiendo así su estatus de glaciar, ya que generalmente, y de acuerdo con National Geographic, se requiere un área de al menos 0.1 kilómetros cuadrados para ser considerado como tal. Ahora, en la cima del Pico Humboldt, solo queda un parche de hielo que carece de la dinámica ecológica de un glaciar. No obstante, su desaparición no es un fenómeno nuevo. Desde los años 70, el hielo en el Humboldt ha estado en retroceso, y debido al aumento de las temperaturas causado por el cambio climático, se aceleró dramáticamente desde 2016. De hecho, investigaciones recientes realizadas por Nereo Ramírez muestran que la cobertura glaciar en Venezuela se redujo en un 98% entre 1953 y 2019. La desaparición de los glaciares en Venezuela tiene efectos significativos en los ecosistemas de montaña, especialmente en la sierra de Mérida. La desaparición del glaciar del Pico Humboldt está permitiendo la colonización lenta de vegetación en las zonas rocosas antes cubiertas por hielo. La formación de nuevo suelo y la adaptación de especies a las cambiantes condiciones climáticas son inciertas, destacando la urgente necesidad de medidas de conservación. Hubo esfuerzos gubernamentales para intentar salvar el glaciar con el despliegue de una manta geotextil. Sin embargo, eso fracasó y causó preocupaciones por la contaminación causada por la degradación de la manta. La comunidad científica venezolana y la población en general sienten una profunda tristeza ante la pérdida de los glaciares. Mérida, la ciudad más cercana, es conocida como la Ciudad de las Nieves Eternas. Sin embargo, con el derretimiento acelerado de los glaciares, esa imagen está cambiando rápidamente. Eso no significa que no deban hacerse esfuerzos para preservar los fragmentos de hielo que quedan. De hecho, el investigador Luis Daniel Llambi dijo en una entrevista para The Guardian que el hielo restante en el Humboldt tiene un importante valor cultural y científico, y muchos se niegan a declararlo extinto hasta que no desaparezca por completo. Más allá de los Andes y América Latina, la desaparición de los glaciares es un problema global. Las proyecciones muestran que el mundo podría perder entre el 20% y el 80% de sus glaciares para 2100, dependiendo de las reducciones de emisiones de CO2. La rápida reducción de estas emisiones podría salvar otros depósitos glaciares, lo que tendría enormes beneficios para la seguridad energética, hídrica y alimentaria. En Alaska, una de las regiones más glaciadas del mundo fuera de los polos, los glaciares también están disminuyendo rápidamente. Durante un intervalo de 50 años, entre la década de 1950 y principios de la década de 2000, los glaciares dentro de los parques nacionales se redujeron un 8 %. De 1985 a 2020, el área cubierta de glaciares en Alaska disminuyó en un 13 %. Así que la tendencia continúa acelerándose y, de igual manera, tienen que acelerarse nuestros esfuerzos para conservarlos. |