El Censo de los Estados Unidos reconoce seis categorías raciales entre los habitantes de los Estados Unidos: blancos americanos, negros o africanos-americanos, indígenas o nativos de Alaska, asiático-americanos, nativos de Hawai o de alguna otra isla del Pacífico y personas de razas mixtas. En cuanto a los latinos o hispanos, el censo nos identifica como una etnicidad, no como una raza, porque provenimos de países racialmente diversos.
Los hispanos / latinos somos la minoría más grande de los Estados Unidos. En Alaska somos la segunda más grande después de los nativos. Sin embargo, según un estudio del PEW Research Center publicado en diciembre de 2017, “la identidad hispana se desvanece”; es decir, que cada vez menos hispanos dan cuenta de su origen étnico en las encuestas oficiales. Y así, paradójicamente, aunque el número de latinos aumenta, la representación que tenemos en el censo, y el poder político que deriva de ello disminuyen. Según el PEW, una de las razones por las que esto sucede son los matrimonios interraciales donde el padre latino no transmite a sus hijos el orgullo por su herencia cultural. Si esos niños crecen sin desarrollar lazos con su linaje hispano, en la vida adulta se identificarán poco con él. Esto se acrecienta con el paso de las generaciones. Si las personas no han abrazado su herencia cultural llegan a sentirse tan lejanas de su origen étnico que algunas veces ya no se interesan por hablar español. Otra razón por la que la gente deja de expresar abiertamente su origen latino es el deseo de evitar la discriminación. El papel de los padres en el transmitir la herencia cultural es fundamental. El PEW considera que el atender a las celebraciones de nuestras culturas originarias a temprana edad es determinante en el orgullo de una persona por su herencia latina. Así que las posadas, las quinceañeras, los festivales, los bailes y las celebraciones donde se muestran nuestras tradiciones abonan al orgullo con el que las generaciones miran la identidad hispana. Otro factor importante de nuestro patrimonio cultural es el uso del español. El estudio del PEW expresa que la lengua en la que la generación de inmigrantes se siente más cómoda es el español, con un 61%. En la siguiente generación sólo un 6% de la población tiene al español como lengua dominante, aunque lo siguen hablando con fluidez. Conforme las generaciones avanzan, el uso del español se va perdiendo y con la lengua se pierde un universo de símbolos y significados. Es importante que nuestra comunidad se vuelva cada vez más competente en el uso del inglés, pues eso garantiza su éxito en muchos aspectos de la vida en los Estados Unidos. Sin embargo, el uso de una segunda lengua —en nuestro caso, el español— enriquece la experiencia de los miembros de nuestra comunidad, pues el bilingüismo les enseña que hay más de una manera de descifrar el mundo. Finalmente, el PEW estudia los lazos que los latinos en los Estados Unidos conservan con sus países de origen. Este sondeo revela que ocho de cada diez inmigrantes que se identifican como hispanos se sienten aún conectados con sus países. En la segunda generación este porcentaje baja a 7 de cada 10, y en la tercera a 4 de cada 10. Por las razones que sean, las conexiones con la familia extendida se debilitan con el tiempo, y eso incide en el orgullo de los latinos por su herencia cultural. El PEW Research Center nos ofrece en este estudio un estado de las cosas sin juicios de valor. A cada uno de nosotros nos toca mirar estos datos para establecer nuestras conclusiones y actuar para construir el tipo de comunidad latina que queremos en Alaska. |