“Alaska, tierra de misión”
Mucha gente lo desconoce y se sorprende cuando sabe de su existencia. Pero el único Monasterio de Vida Contemplativa que hay en Alaska está en Anchorage. En él viven, rezan y trabajan ocho religiosas y una aspirante en la congregación de La Adoración Perpetua, fundada por la Beata María Magdalena de la Encarnación (1770-1824), en Italia. Hoy, son un millar de hermanas y noventa monasterios, que están repartidos por tres continentes en todo el mundo.Uno de estos noventa monasterios está en Guadalajara, México. De él partieron las siete primeras hermanas, que pusieron rumbo a “La última Frontera”, con escala en el monasterio de San Francisco, en California, ya en territorio de Estados Unidos. Fue el hoy difunto arzobispo Francis Hurley quien pidió que fuesen estas siete religiosas mexicanas, para establecerse en la Arquidiócesis de Anchorage, en Alaska. Y así sucedió, el 15 de mayo de 1985.
“La comunidad católica quería un monasterio para poder tener siempre expuesto el Santísimo Sacramento, para adorarlo. No hay muchos católicos en Alaska, pero sin embargo vienen muchas personas a visitarnos”, dice a Sol de Medianoche sor María de la Milagrosa, de 81 años. Ella nació en Guadalajara, Jalisco, México, y no ha vuelto a su país desde entonces. “Llevo treinta y ocho años sin salir de Alaska”, comenta. Prácticamente, la mitad de su larga vida. Sor María de la Milagrosa es la única religiosa que sigue viva de aquellas siete valientes pioneras. Las otras seis “ahora disfrutan de la presencia de Dios”. Con ella, nos atiende la hermana superiora de la congregación, Sor Miriam de Jesús, quien lleva cinco años y medio en Anchorage. Sor Miriam de Jesús es de Nuevo Laredo, en Tamaulipas, al norte de México. Ella sí que ha vuelto a su país, para realizar algunos cursos de formación religiosa, y ha aprovechado la oportunidad para volver a ver a su familia. Sor María de la Milagrosa comenta: “yo también he visto a mi familia. Mi hermana vino una vez aquí, a Anchorage. Fue en 2008, hace 15 años, y no he vuelto a verla en persona. Pero hablamos por teléfono y en videollamada a través de WhatsApp”. La vida de estas religiosas se rige por la oración y la adoración. Su jornada empieza a las 5:30 horas cada mañana y desde ese momento desarrollan su vida contemplativa, en la que predominan las oraciones. “También nos turnamos por horas durante todo el día para la Adoración y para interceder por la Humanidad y por el bien del mundo. Una vez por semana tenemos adoración nocturna y los domingos son días de descanso y recreación vivida en fraternidad”, dice sor Miriam de Jesús. La misión de estas hermanas consiste en ser un apoyo a través de la oración, la dedicación, el sacrificio, la generosidad y la alegría, no solo para la Iglesia, sino para toda Alaska. Su “tierra de misión”. |