Por Georgina Arias Avila En la apasionante carrera de la educación, los tutores juegan un importante papel de apoyo a los estudiantes y maestros. Educar en la excelencia es una tarea que Catalina Calkins, Rossi Guevara y Viviana Cáceres llevan a cabo como tutoras latinas en escuelas de Fairbanks. Aquí se las presentamos.
CATALINA CALKINS Cada mañana, desde hace siete años, Catalina maneja una larga distancia desde su hogar en Harding Lake (Salcha) hasta Anderson-Crawford Elementary School y Ben Eielson Junior Senior High School, ubicados en la Base de la Fuerza Aérea Eielson. En ambos colegios se desempeña como tutora instructora del programa ELL (English Language Learners), es decir, Aprendices de Inglés. “Estos son los estudiantes que están aprendiendo inglés como su segundo idioma. Los niños llegan de otros países sin hablar inglés, pero con un buen nivel educativo. Su cultura enriquece el ambiente escolar y eso debe ser aprovechado por los profesores. Tenemos demasiado que ofrecer, pues nuestra disciplina nos hace ser distintos de manera positiva”, dijo. La historia de Catalina en Alaska se inicia hace 19 años atrás en su natal Colombia cuando conoce a su esposo por internet. Deciden formar una familia que hoy está compuesta por tres hijos. Ella es publicista e intérprete de inglés y español. Sus primeros pasos en la educación los dio como voluntaria en los colegios de sus hijos. Luego, vendría un reto ligado a la música. “Trabaje con la orquesta Juvenil de Fairbanks (Fairbanks Youth Orchestra), organizando viajes y conciertos. Más tarde, fui presidenta de esta por tres años”. “Mi ‘fuerte’ ha sido trabajar con los niños. Como tutora mi mayor satisfacción es lograr que un niño que llega sin hablar inglés se comunique con su padre en el mismo idioma y así la familia se fortalece. Además, de que el rendimiento académico alcance los objetivos deseados”. Otra herramienta de Catalina en el proceso de adaptación es mostrarles la riqueza de la cultura americana y, en especial, de Alaska. “No hay que temerle al frío. Les hablo de las diferentes actividades de invierno y ellos se sorprenden de ver lo mucho que pueden disfrutar”. Catalina disfruta en su tiempo libre del bordado punto cruz. Además, es líder Girl Scout en la tropa de su hija.
ROSSI GUEVARA Rossi siempre soñó con ser tutora y trabajar en las escuelas de sus cuatro hijos. “Mi inicio en el mundo de la educación fue como voluntaria para colaborar a mis hijos y a los estudiantes. Lo hice por muchos años enseñando español y colaborando en diferentes grados. Mi objetivo era que mi última hija empezará kínder en el 2019 y entonces postular al trabajo de tutora”. Rossi dejó su natal El Salvador el 2003 para formar una familia en Fairbanks. Su esposo la esperaba, junto a muchos de sus parientes, que se habían establecido en el Corazón Dorado del Interior. De hecho, uno de sus primeros trabajos fue ser niñera de los hijos de sus familiares. Sin embargo, cuando se reportaron casos de Covid-19 en Alaska en el 2019, sus planes de ser tutora se suspendieron por un año. “Me forme como tutora en el 2020. Mis primeros retos fueron asimilar la cultura americana en el aspecto educativo y tomar diversos cursos para mejorar el idioma inglés”. Después de tres años en el ambiente laboral, Rossi cuenta que su mayor satisfacción “es crear una bonita conexión con los estudiantes y así ellos responden satisfactoriamente a la clase de tutoría. En las mañanas, ayudo a los niños que están atrasados académicamente y otros que tienen problemas de comportamiento. Además de colaborar con el programa extraescolar en las tardes”. Un aspecto que Rossi promueve en su clase es despertar la curiosidad en sus estudiantes por la cultura hispana. “Los niños reconocen mi acento y me preguntan por mi país de origen. La riqueza de mi cultura puede ampliar la mente de mis estudiantes”. Rossi disfruta mucho de realizar actividades con su familia, pero también gusta de cocinar y hacer pasteles. “Hice cursos de pastelería, panadería y nutrición en línea. Desde pequeña he tenido mucha creatividad en la cocina, además que me relaja”.
VIVIANA CÁCERES Hace 20 años, Viviana Cáceres y su familia dejaron su natal Argentina para cumplir su “sueño americano.” Primero, nos establecimos en Minnesota por tres años. Luego, partimos rumbo a Fairbanks el 9 de julio, Día de la Independencia de Argentina. “Llegamos en pleno verano del 2003 y me impactó el verdor y el calor. Me sentí en casa con mosquitos y todo”. Mientras su esposo trabajaba en la Universidad de Fairbanks, Viviana mejoró su inglés y participó activamente en la educación de sus hijos siendo voluntaria y realizando la parte contable de la Asociación de Padres del colegio. Viviana se formó como Analista de Sistemas y Programadora en Argentina. Luego, se convirtió en intérprete y tutora para el programa English Language Learners (Estudiantes del Idioma Inglés). “Llevo 16 años como tutora y mi trabajo me hizo descubrir que me gusta ayudar a los demás y el premio es ver el progreso de mis alumnos. Además, el estudiante tiene palabras o expresiones propias de su país y se debe respetar. Hago que la transición no sea tan traumática. Llegan sin saber nada de inglés, están temerosos y callados, por lo que uso técnicas de yoga para que se relajen”. Viviana considera que el bilingüismo, en niños cuya lengua materna es el español, debe ser mantenido en casa. “En mi hogar siempre se habló el español. Ha sido de mucha utilidad para mis dos hijos, que hoy trabajan y el ser bilingües les ha abierto las puertas en diferentes trabajos. Uno está trabajando en Argentina. Los idiomas no compiten”. Viviana y su familia tienen planes de regresar a la Argentina, donde viven su suegra y su madre. “Están viejitas y necesitan de nuestra ayuda. Es tiempo de retornar y devolver el amor recibido en cuidado”, comentó.