Alaska, posible “motor” de los coches eléctricos
Alaska podría ser un “motor” de fabricación de autos eléctricos estadounidenses. Se ha detectado litio en Coal Creek, en Yukon-Koyukuk, y se están investigando otras perspectivas en Seward. El litio es esencial para las baterías de estos autos. La explotación del yacimiento tendría impacto medioambiental. Pero “es demasiado pronto para especular”, dice la jefa de Recursos Minerales de la división de Estudios Geológicos y Geofísicos de Alaska, Melanie Werdon.A finales de mayo, Discovery Alaska Limited informaba que ha identificado litio en Coal Creek, que forma parte del Proyecto Chulitna, y es 100% de su propiedad. La compañía ha iniciado un programa integral de trabajo para evaluar y cuantificar las existencias de litio y otros minerales críticos para fabricar baterías de autos eléctricos. Nunca, en cuarenta años de perforaciones en estas minas históricas, se habían detectado estos materiales.
Las muestras están siendo analizadas en el Depósito del Centro de Materiales Geológicos de Alaska, en Anchorage. “El escáner ha detectado litio en amplias zonas de todos los sondeos metálicos”, afirma Discovery Alaska Limited en un comunicado. “Se están investigando varias perspectivas en la península de Seward, incluida la mina histórica de Lost River”, declara a Sol de Medianoche la jefa de Recursos Minerales de la división de Estudios Geológicos y Geofísicos de Alaska (DGGS), doctora Melanie Werdon. Alaska es un estado “rezagado” para el mercado estadounidense de los vehículos eléctricos. Aunque tenga un enorme potencial de crecimiento, se enfrenta a una incuestionable barrera natural: la climatología. Las temperaturas bajo cero reducen la capacidad de las baterías actuales para estos coches. A -5°F, su autonomía cae al 54%; a -4ºF, en torno al 45%. Entre 14ºF y 32ºF, el rendimiento es del 60% y en ningún caso llega al 80%. Son datos de la tecnológica canadiense Geotab. Hay otra barrera importante: la orografía, el permafrost y la red de carreteras asfaltadas. Alaska es el estado más grande de Estados Unidos y es la tercera región subcontinental más grande del planeta. La autonomía de estos vehículos, limitada por el frio, queda más reducida aún por las condiciones del terreno. En 2021, Alaska iba en el furgón de cola de Estados Unidos en el uso de vehículos eléctricos. Hace dos años, circulaban sólo 1,570 autos, según datos de AKEVA, Alaska Electric Vehicles Association (Asociación de Vehículos Eléctricos de Alaska, por sus siglas en inglés). A nivel nacional, Estados Unidos tenía 607,567 unidades: 164,181 eran híbridos (PHEV, Plug-in Hybrid Electric Vehicle) y 443,386 eran 100% eléctricos, según el estudio “Tendencia histórica de las ventas anuales de turismos eléctricos enchufables en los EE. UU. por tipo de tren motriz (2010-2021),” elaborado por el especialista costarricense Mario Roberto Durán Ortiz, ‘Mariordo’. De estos 1,570 autos eléctricos, Nissan, Tesla y Ford eran, entre otras, las marcas más habituales. A finales de 2021, Tesla instaló su primera estación Supercharger. Quedan por ver las verdaderas dimensiones del yacimiento de litio en Coal Creek. Puede ser una noticia positiva para los fabricantes. Pero su explotación tendría un impacto medioambiental a valorar. Las minas se encuentran en la Reserva Nacional Yukon-Charley Rivers, área censal de Yukon-Koyukuk. Melanie Werdon, pone de relieve varias salvedades. Sobre el impacto medioambiental, Werdon asegura que “la División de Minas, Tierras y Aguas de Alaska, el Departamento de Conservación del Medio Ambiente de Alaska y varios organismos federales son estrictos para conceder permisos; regulan lo que hace la empresa minera y, una vez finalizada la explotación, exigen la recuperación del terreno. Estas agencias garantizan el cumplimiento de las normas medioambientales modernas”. Sobre el impacto en el sector del automóvil, Melanie Werdon afirma que “si la industria encuentra un yacimiento prometedor, tendría que seguir la norma canadiense NI43-101 o la australiana JORC para informar sobre los recursos de litio, que establecen estrictas normas. Hasta que no explore más a fondo y defina los recursos, no hay forma de decir cuánto litio hay en Alaska. Queda mucho por explorar. Desde el descubrimiento del mineral hasta el inicio de la explotación suelen pasar entre diez y veinticinco años, o más”. “Las empresas todavía están desarrollando la tecnología para extraer litio. Si este proceso de extracción acaba siendo económico, puede ser posible producir litio en Alaska en el futuro”, señala Melanie Werdon. Pero “es demasiado pronto para especular si Alaska podría convertirse en un aliado estratégico de la industria automovilística estadounidense”. |