Biden, en sus horas más bajas
Joe Biden va a cumplir un año en el Despacho Oval y está próximo a ser el presidente que más rápidamente ha perdido popularidad. ¿Motivo? El restablecimiento de la medida “Quédate en México”, que desde el 6 de diciembre vuelve a estar en vigor y el que obliga a todo aquel que busca asilo en los Estados Unidos a esperar en México hasta que se apruebe su solicitud por las autoridades migratorias. El mismo que él y Kamala Harris atacaron con dureza y uno de los puntos clave de su campaña electoral.Curiosamente, no es culpa directa de Biden y Harris que este mal llamado “Protocolo de Protección de Migrantes (MPP)”, implantado en 2019 por Donald Trump, vuelva a estar vigente. Ellos pusieron fin al MPP al entrar en la Casa Blanca, a comienzos de 2021. Ha sido un tribunal federal que lo ha dictaminado, tras la demanda de los estados conservadores de Texas y Misuri. Texas es fronterizo con México. Misuri no.
Biden y Harris podrán decir que obedecen la orden judicial y no hacerlo sería desacato. Pero pesa su pasado, cuando ambos dijeron a los migrantes: “no vengan, quédense en casa” al llegar a poder. Fue un jarro de agua fría para decenas de miles de latinos, que ansiaban alcanzar el “sueño americano”. Todos contra Biden El tándem Biden-Harris no se limita a acatar la orden del juez, sino que extiende el MPP a todo el hemisferio occidental. Si antes perjudicaba a los migrantes de habla hispana y a los brasileños, ahora se suman haitianos y jamaicanos como perjudicados. A Biden (y Harris) le llueven críticas desde la organización Haitian Bridge Alliance, que ayuda a los migrantes –especialmente a los negros– en México y en la frontera con EE. UU. Críticas desde ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), que ha expresado su “grave preocupación” por el impacto en la seguridad de los solicitantes de asilo. Críticas desde Justice Action Center, que asegura que la reimplantación del MPP “no es sólo decisión de los tribunales; Biden tiene responsabilidad, porque no actuó cuando salió el primer dictamen judicial”, según Karen Tumlin, directora de la organización. Críticas desde Laywers for Good Government, organización impulsora del Proyecto Corazón: “esta Administración usó la imagen de los solicitantes sufriendo para ganar votos. El MPP es inhumano e insensible, no tiene proceso debido, legalidad, humanidad ni moralidad”, según su representante Gustavo Cifuentes. “Supremacismo y xenofobia” Y críticas desde Alianza América, principal red de defensa transnacional de organizaciones latinoamericanas lideradas por migrantes: “Trump obligó a más de 70,000 solicitantes de asilo a esperar sus audiencias en la corte de inmigración en las inseguras ciudades fronterizas de México. Esta es una versión ampliada del MPP y la continuidad de una política cruel que ignora las normas internacionales humanitarias”, denuncia su director ejecutivo, Óscar Chacón. “Sigue las mentiras supremacistas blancas y xenófobas extremas”. “Biden podía haber impulsado una estrategia jurídica de contraataque para neutralizar la demanda de los estados del Partido Republicano. Pudo haber buscado maneras sutiles de cumplir el fallo judicial de forma minimalista. Pero el Partido Demócrata considera a los migrantes una amenaza para la nación”, ha declarado a Sol de Medianoche Óscar Chacón. La política ha sido ampliamente condenada por abogados de inmigración y observadores de derechos humanos. Sin “Protección” Hasta ahora, el mal llamado “Protocolo de Protección de Migrantes (MPP)” ha ocasionado 6,356 secuestros, ataques, violaciones, trata de personas y asaltos armados violentos contra solicitantes de asilo (incluidos menores de edad), según Human Rights First. Hay casi 3,200 kilómetros de frontera con México. El Departamento de Seguridad Nacional, que dirige el cubano Alejandro Mayorkas, dice no tener claro por dónde comenzará a reanudar el MPP. Pero los primeros puntos fronterizos son San Diego y Caléxico (California), Nogales (Arizona) y El Paso, Eagle Pass, Laredo y Brownsville (Texas). |