El odio escala si no se le pone un freno. La Anti-Defamation League (ADL), una asociación internacional dedicada a proteger a las comunidades judías y a luchar por un trato justo y equitativo para todos, ha dado a conocer una pirámide del odio, formada por cinco niveles. Cada uno establece la base para el siguiente. Así que cuando los miembros de una comunidad toman como aceptables los actos que constituyen un nivel, es fácil que el odio escale al siguiente.
En la base de la pirámide del odio se encuentran los actos simples de exclusión, como los chistes con contenido racial, los rumores, el uso de estereotipos, el hablar con un lenguaje no incluyente y el hacer comentarios insensibles. Estos gestos pueden cometerse sin malicia o irreflexivamente, pero no dejan de ser dañinos. En el segundo nivel de la pirámide, comienzan a darse actos de prejuicio, como exclusión social, ridículo, el uso de apodos e insultos, la intimidación y otras manifestaciones de deshumanización. En el tercer nivel de la pirámide se encuentran formas más contundentes de discriminación. Cuando se llega a este punto en la pirámide, la segregación se ha normalizado. En el cuarto nivel, la deshumanización progresiva, que ha sido propulsada por el odio, toma la forma de ataque directo a las víctimas en amenazas, vandalismo, violación e incluso homicidio. En la cúspide de la pirámide del odio se encuentra el genocidio; es decir, el intento de exterminar a un grupo entero de personas. Dado este diagrama, es posible comprender que no es lo mismo el genocidio que la discriminación, pero que ambos forman parte del mismo proceso, y que si la discriminación no se detiene se pueden alcanzar expresiones de odio más fuertes. Para ayudar a las comunidades a combatir la cultura del odio, la ADL distingue entre las diferentes expresiones del odio. Así, la ADL define la discriminación como “el negarse a impartir justicia o un trato equitativo hacia individuos o instituciones en distintos campos, incluyendo empleo, educación, vivienda, finanzas y derechos políticos. La discriminación puede ser consecuencia de prejuicios”. La ADL define el racismo como “el prejuicio y/o discriminación contra las personas, con base en la construcción ‘racial’”. En su literatura, la organización explica que en un sistema alimentado por el racismo las diferentes características (el color de piel, la textura del cabello o la forma de los ojos) se usan para sostener un sistema de inequidades. En cuanto al prejuicio, la ADL lo define como el “tomar una decisión sobre una persona o grupo de personas sin el conocimiento suficiente. El pensamiento prejuicioso con frecuencia se basa en estereotipos”. La ADL ha desarrollado herramientas para educar a la comunidad en torno a la cultura del odio y cómo combatirla. No Place For Hate es un programa gratuito que puede implementarse en las escuelas para ayudar a los estudiantes a oponerse a los prejuicios, el bullying, el cyberbullying, los apodos, la discriminación y el racismo. |