El Desarrollo sostenible puede crear casi 104 mil empleos en Alaska Por carlos matíAS
El Desarrollo Sostenible puede crear casi 104 mil puestos de trabajo en Alaska; eliminar 43 millones de toneladas de CO2 en treinta años y reducir los costes estatales en energía, salud y clima, desde los 23,200 millones de dólares anuales a menos de 17,400 millones de dólares al año; es decir, puede generar un ahorro aproximado del 25% anual en estos gastos.
En el reciente 2022 Just Transition Summit (Cumbre de la Transición Justa, 2022) se han manejado estos datos en diferentes ponencias y exposiciones. Si tales cálculos se confirmasen, significaría que Alaska no tiene por qué estar condenada a ser siempre un “estado petrolero”, íntimamente ligado al desarrollo energético de los combustibles fósiles. Se trata de iniciar, desde ahora mismo, “una transición justa hacia una economía regenerativa”.
Un grupo de organizaciones comunitarias de todo el estado se han reunido en el territorio Dena’ina (del pueblo, en español) para explorar conceptos sostenibles y cómo se puede construir una economía más equitativa y próspera.
La Transición Justa (Just Transition) es un movimiento para pasar de las actuales economías basadas en “sistemas extractivos y violentos” a otros modelos económicos de Desarrollo Sostenible, más regenerativos y restauradores en todos los ámbitos; alejarse de la dependencia exclusiva y los subsidios del petróleo, el gas y el carbón, para invertir en energía solar, eólica (turbinas de aire para generar electricidad) e hidrotérmica comunitaria y comercial.
Esto también supone cambiar desde “la propiedad corporativa de cultivos y tierras” hasta “la propiedad agrícola localizada y la asignación de alimentos”. Es decir; que los pueblos indígenas “vuelvan a ser administradores de la tierra”. Implica que las ciudades sean más transitables y que la financiación para la educación, la atención médica asequible y otros servicios públicos sea “constante y estable”.
Todas estas “transiciones” a otras industrias, fuerzas laborales, fuentes de energía y alimentos son posibles. De hecho, ya en la actualidad, las energías renovables han crecido hasta estar suministrando el 30% de la demanda eléctrica actual y total en Alaska. No parece que haya, por tanto, motivo alguno para pensar que no se puede construir una economía más equitativa, limpia y sostenible, desde ahora hasta 2050, y a partir de entonces en todos los años futuros.
En el encuentro se ha dado a conocer el informe “El futuro de las energías renovables en Alaska: Nuevos empleos, energía asequible”, en el que se arrojan los datos indicados y cuyas otras consideraciones son que “Alaska cuenta con una amplia dotación de recursos energéticos renovables” y que “los costes de la tecnología de las energías renovables siguen disminuyendo, mientras que los costes de los combustibles fósiles a nivel local y mundial siguen aumentando”.
“Las tecnologías de energía renovable están en camino de sustituir de forma asequible los sistemas de energía de combustibles fósiles en el horizonte temporal de 2030 a 2050”. Los casi 104 mil puestos de trabajo creados (103,554 en toda Alaska) contrastarían con “los puestos de trabajo perdidos a medida que los combustibles fósiles se vuelven obsoletos”. Los costes de inversión inicial se calculan en unos 128 mil millones de dólares en 30 años, y “pueden ser mitigados mediante la coinversión federal y estatal”.