covid-19 EL MUNDO HA CAMBIADO PoR PEDRO GRATEROL
De todos los escenarios políticos que el 2020 podría traer, una pandemia de la envergadura a la que nos estamos enfrentando no parecía el más probable. Sin embargo, a principios de este año, el virus COVID-19 llegó de sorpresa. No solamente nos enfrentamos a 257,801 muertes y un número de casos que, al momento de la escritura de este artículo, ve la cifra de 3.7 millones de manera inminente, de acuerdo con el Centro de Recursos sobre Coronavirus en la Universidad Johns Hopkins. También nos enfrentamos a un cambio drástico en la política mundial, en vista de que no habíamos tenido una crisis de esta transcendencia. Entonces, es pertinente explorar qué revela esta crisis de la pandemia en todos los niveles políticos.
Alaska no ha sido inmune ante la situación del nuevo coronavirus. En el momento de la escritura de artículo hay 371 casos reportados con 9 muertes. Estos números son significativamente menores que en Nueva York, el epicentro de la pandemia en EE. UU, en donde se reportan 321 mil casos y casi 20 mil muertes. Por ende, el viernes 24 de abril, por órdenes del gobernador Dunleavy, empezaron a abrir algunos negocios, comenzando con peluquerías, restaurantes y salones de tatuajes. A pesar de que la incidencia de casos ha sido menor que en otras regiones del país, un reporte de Anchorage Daily News escrito por Zaz Hollander, afirma que la cantidad de exámenes realizados en el estado está por debajo del recomendado para evitar la expansión del virus. Por lo que, si no se siguen los lineamientos de distanciamiento social y uso de mascarillas es posible un resurgimiento de casos.
La crisis del COVID-19 también ha tenido implicaciones a nivel mundial. El colapso de los precios del petróleo tendrá consecuencias negativas para la economía de nuestro estado, que depende del hidrocarburo en cuestión y del turismo, el cual es básicamente nulo en estos tiempos. Es importante explorar también las implicaciones de esta crisis en una escala mundial. Además de la revitalización del concepto de los gobiernos, quienes han sido clave en el establecimiento de políticas de distanciamiento social, esta crisis también ha revelado la fragilidad de la economía mundial. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la economía global creció 3.5% en 2019, y se esperaba que creciera 3.6% en este año. Ahora, asumiendo que la pandemia se irá en el segundo semestre del año, se espera que la economía mundial se contraiga 3%, la cual es una cifra mucho más grave que en la crisis de 2008. A pesar de que las economías modernas parecen robustas y casi indestructibles, un choque de mercado de este tipo puede tumbar todas las expectativas y nos debe poner a pensar en crear medidas más sostenibles de desempeño económico.
Además, una crisis de este tipo, en el que la transmisión del virus se aceleró debido al alto grado de globalización, resultará en la solidificación de las tendencias mundiales a favor del proteccionismo. Estamos al frente del fortalecimiento del nacionalismo y el deslizamiento democrático, como es el caso de la toma de poder de Orban en Hungría. Esto nos puede llevar a un mundo más xenófobo y en el que conflictos radicados por la identidad nacional son mucho más comunes.
La última implicación que debemos explorar tiene que ver con el sistema de balance de poderes a nivel mundial. Por los últimos 70 años, Estados Unidos ha sido actor clave en la política internacional, pero las respuestas accidentadas y la falta de compromiso con organismos como la Organización Mundial de la Salud. pone en duda el papel que juega este país en el mundo. Adicionalmente, China, quien representaba una amenaza económica fuerte ahora también emerge como competidor serio por el control del régimen internacional.
A nivel nacional, el COVID-19 ha mostrado debilidades y fortalezas en la organización política del país. La respuesta accidentada del gobierno federal con la crisis de salud pública y con la crisis económica que ha dejado a casi 33 millones sin empleo dejó a los estados actuando casi por sí solos, lo que los ha llevado, en el peor de los casos, a competir entre ellos por equipos médicos para lidiar con la emergencia sanitaria, y, en el mejor de los casos, ha obligado a los estados a formar organizaciones de acción colectiva, como lo hicieron California, Oregón y Washington. También, el coronavirus ha traído preguntas pertinentes sobre la manera en que el país está estructurado. Los bonos federales de desempleo de $600 equivalen, en algunas regiones del país, al pago de un sueldo mínimo de $15 por hora durante una semana, el cuál es más que el doble de la cantidad actual del sueldo mínimo federal. ¿Ha llegado la hora de subir el sueldo mínimo a este monto? ¿Además, es realmente ético vincular el acceso a la salud de las personas a su condición de empleo? La situación del COVID-19 pone esto en duda. Una gran mayoría de los estadounidenses obtiene su seguro médico como beneficio adicional a su condición de empleo. En una situación con 33 millones de desempleados, muchísimas personas se encuentran sin acceso a cuidado médico en medio de una pandemia.
Finalmente, es pertinente ver las implicaciones de este virus en Latinoamérica. Debemos tener en cuenta que el año pasado fue un año lleno de conflicto social, cuya causa esencial fue la desigualdad económica. Esta pandemia se encuentra en un continente cuyos sistemas de salud no están listos para una crisis de esta magnitud. Además, los problemas de desigualdad económica vuelven vulnerables a aquellos que, debido a condiciones socioeconómicas precarias, no pueden practicar los lineamientos de distanciamiento social. Adicionalmente, el hecho de que algunos tengan los recursos para poder quedarse en casa mientras otros no, puede exacerbar los problemas de desigualdad económica que llevaron a las manifestaciones masivas del 2019. Es probable que las protestas se intensifiquen cuando esto se acabe.
El mundo cambió para siempre y de sorpresa, y las bases de la política en todos los niveles están siendo expuestas a un nuevo tipo de crisis. No sabemos los detalles de la nueva realidad que nos espera, pero requiere atención minuciosa y colaboración entre todos, a todos los niveles, para seguir adelante.