Search the site...

SOL DE MEDIANOCHE
  • MARCH 2023
  • FEBRUARY 2023
  • JANUARY 2023
  • DECEMBER 2022
  • NOVEMBER 2022
  • OCTOBER 2022
  • SEPTEMBER 2022
  • AUGUST 2022
  • JULY 2022
  • JUNE 2022
  • MAY 2022
  • APRIL 2022
  • MARCH 2022
  • FEBRUARY 2022
  • JANUARY 2022
  • DECEMBER 2021
  • NOVEMBER 2021
  • OCTOBER 2021
  • SEPTEMBER 2021
  • AUGUST 2021
  • JULY 2021
  • JUNE 2021
  • MAY 2021
  • APRIL 2021
  • MARCH 2021
  • FEBRUARY 2021
  • JANUARY 2021
  • DECEMBER 2020
  • NOVEMBER 2020
  • Advertise with us!
  • OCTOBER 2020
  • SEPTEMBER 2020
  • AUGUST 2020
  • JULY 2020
  • JUNE 2020
  • MAY 2020
  • MAR - APR 2020
  • JAN - FEB 2020
  • NOVEMBER 2019
  • SEPTEMBER 2019
  • JULY 2019
  • MAY 2019
  • MARCH 2019
  • FEBRUARY 2019
  • NOVEMBER 2018
  • SEPTEMBER 2018
    • Yes on Salmon
    • Become a citizen
  • JUNE 2018
  • APRIL 2018
  • FEBRUARY 2018
  • DECEMBER 2017
  • SEPTEMBER 2017
  • JULY 2017
  • MAY 2017
  • Spring 2017 - No. 5
  • Winter 2016 - No. 4
  • Fall 2016 - No. 3
  • Summer 2016 - No. 2
  • Spring 2016 - No. 1
  • Contact
  • MARCH 2023
  • FEBRUARY 2023
  • JANUARY 2023
  • DECEMBER 2022
  • NOVEMBER 2022
  • OCTOBER 2022
  • SEPTEMBER 2022
  • AUGUST 2022
  • JULY 2022
  • JUNE 2022
  • MAY 2022
  • APRIL 2022
  • MARCH 2022
  • FEBRUARY 2022
  • JANUARY 2022
  • DECEMBER 2021
  • NOVEMBER 2021
  • OCTOBER 2021
  • SEPTEMBER 2021
  • AUGUST 2021
  • JULY 2021
  • JUNE 2021
  • MAY 2021
  • APRIL 2021
  • MARCH 2021
  • FEBRUARY 2021
  • JANUARY 2021
  • DECEMBER 2020
  • NOVEMBER 2020
  • Advertise with us!
  • OCTOBER 2020
  • SEPTEMBER 2020
  • AUGUST 2020
  • JULY 2020
  • JUNE 2020
  • MAY 2020
  • MAR - APR 2020
  • JAN - FEB 2020
  • NOVEMBER 2019
  • SEPTEMBER 2019
  • JULY 2019
  • MAY 2019
  • MARCH 2019
  • FEBRUARY 2019
  • NOVEMBER 2018
  • SEPTEMBER 2018
    • Yes on Salmon
    • Become a citizen
  • JUNE 2018
  • APRIL 2018
  • FEBRUARY 2018
  • DECEMBER 2017
  • SEPTEMBER 2017
  • JULY 2017
  • MAY 2017
  • Spring 2017 - No. 5
  • Winter 2016 - No. 4
  • Fall 2016 - No. 3
  • Summer 2016 - No. 2
  • Spring 2016 - No. 1
  • Contact

ICE, el “Estado de terror”

Por carlos matÍas

Picture

Les llaman “xenófobos”, pero no les importa; les llaman “racistas”, pero no les importa; les llaman “nazis”, pero no les importa. Son agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (U.S. Inmigration and Customs Enforcement), cuyas siglas son aterradoras: ICE. Se limitan a “cumplir la ley”, repiten una y otra vez. La “ley” de “Tolerancia Cero” que Donald Trump implantó con acciones ejecutivas, sin respaldo del Congreso. “Ley” que trata a los inmigrantes indocumentados como delincuentes y los separa de sus hijos... Pero no les importa.

La presión internacional, las protestas incluso de los gobiernos aliados más fieles a Washington y hasta la condena del Papa Francisco por ser una política “inmoral” tampoco importaban al inquilino de la Casa Blanca. Tuvo que ser un juez federal de California quien ordenase poner fin a la “Tolerancia Cero” para que Trump, visiblemente enfadado, firmase a regañadientes su revocación en junio de 2018. En este tiempo, los niños separados de sus padres inmigrantes se contaron por miles. Casi seis mil, según varias agencias federales.
Si la revocó en 2018, ¿por qué escribo que la ICE “separa” a los inmigrantes de sus hijos, en tiempo presente? Sencillo: un año después de tal revocación, en julio de 2019, la ICE de Trump seguía segregando a padres e hijos inmigrantes. Casi un millar de niños en sólo ese año. Y aún hoy, existen testimonios de que los sigue separando. Suma y sigue. La Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU) lo ha denunciado a los tribunales.

Tolerancia en el pasado
Escribo en primera persona, contra mi costumbre de periodista, para contar mi propia experiencia. En marzo de 1990, obtuve permiso para convivir durante seis días con la policía de Nueva York, en el precinto (comisaría) de El Barrio, el Harlem Hispano, el ‘guetto’ más peligroso de Manhattan. Los policías que conocí no tenían nada que ver con la ICE, aún inexistente. Los agentes Lozada, Funaro, Guilfoyle, Delmaestro, Veaz, Kaminski y Reeves a las órdenes del capitán Dogherty y los tenientes Mccullough, Lacyo y Holtz, eran tolerantes con los “sin papeles”, mientras que estos no cometiesen delitos.
​
Ni en Nueva York, ni en Filadelfia, ni en Baltimore, ni en Washington DC, ni en Chicago, ni en Rochester, ni en Minneapolis sufrí el menor gesto de rechazo por mi aspecto hispano, al ser español. El presidente de Estados Unidos era George Bush (el padre) y faltaban once años para la masacre del 11 de septiembre, que cambió a la sociedad estadounidense.

Un fruto del terror
La ICE fue consecuencia de la Ley de Seguridad Nacional de 2002, fruto de aquel salvaje atentado terrorista. La ICE se creó en marzo de 2003. Pero no fue hasta la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, que en enero de 2017, cuando las siglas ICE se tornaron sinónimo de terror para los inmigrantes sin papeles, incluso para los más arraigados e integrados en la sociedad estadounidense.
Los agentes de la ICE se hacen pasar por policías cuando en realidad son funcionarios administrativos. Entran en las casas de los inmigrantes con amenazas y engaños. Los detienen y encadenan como animales, delante de sus hijos pequeños y esposas. Y, de paso, se llevan también detenidos a todos sus acompañantes, a los que ICE llama “colaterales”. Una serie documental de Netflix muestra esta cruda realidad, serie cuya emisión ha querido impedir Donald Trump, al menos hasta que se celebrasen las elecciones a la presidencia. Pero no ha podido.

“¿Dónde están los americanos buenos?”
“¿Dónde están los americanos buenos?”, se pregunta en el documental de Netflix un “sin papeles” separado de su hija de cinco años, recordando que cuando era pequeño los soldados de los Estados Unidos les llevaban alimentos y caramelos a su aldea.
“La ICE separa familias como los nazis hicieron con los judíos en Auschwitz”, se ha leído en pancartas de manifestantes que exigían la abolición de la ICE. Pero a los agentes de ICE, fríos como el hielo, no les importa. Así empezaron las juventudes hitlerianas y las temidas SS. Pero a Trump y a sus “soldados” de ICE no les importa.
Pero a nosotros si nos importa. Nos importa porque reconocemos a esa niña, asustada y pidiendo ayuda. Ella tan fácilmente podría haber sido un familiar, un amigo, no importa. Reconocemos el llamado a la humanidad cuando la escuchamos. Esos soldados nazis en Auschwitz perdieron su humanidad. Los agentes del ICE y sus acciones de “Tolerancia Cero” han perdido su humanidad. En noviembre, recuerda ese llamado a la humanidad. Nuestra elección es clara. Seamos esos americanos buenos por los que el padre indocumentado está preguntando.  ​

PROUDLY POWERED BY SOL DE MEDIANOCHE NEWS, LLC.
Sol de Medianoche is a monthly publication of the Latino community in Anchorage, Alaska