Mateo y Valentine se sientan en su inmaculada sala de estar. Los muebles, las pinturas y el color de la pared lucen perfectamente coordinados, como en una revista. Un pequeño cachorro con un suéter rosa brinca en torno a sus pies hasta que logra sentarse en el regazo de la intérprete.
“Hace pocos meses compramos esta casa pensando que teníamos un futuro en Estados Unidos”, explica Mateo. “Pero desafortunadamente ahora sentimos que estamos viviendo en una casa que no nos pertenece”. La incomodidad de la pareja deriva de las órdenes ejecutivas y los memorándums emitidos por la administración de Trump a principios de este año, que explican cómo se supone que el Departamento de Seguridad Nacional (Department of Homeland Security, DHS) habrá de implementar políticas de inmigración. Durante la administración de Obama, los oficiales de Inmigración se enfocaron en deportar a quienes habían cometido crímenes graves. Ahora, cualquiera que hubiera violado una ley migratoria puede ser detenido, arrestado y deportado. “Con esta orden ejecutiva, ICE no exentará de sus posibles operaciones a ningún extranjero susceptible a ser removido, sin importar su clase o categoría”, dice el sitio web del Departamento de Seguridad Nacional. “Todos aquel que viole las leyes migratorias será arrestado, detenido y, si es sujeto de una orden final de remoción, será deportado de los Estados Unidos”. Estos cambios llevan a algunos alaskeños a un limbo, entre ellos a Mateo y su familia; por eso no usamos en esta historia sus nombres reales, ni referimos su país de origen. La pareja llegó de América Latina con dos de sus hijos en 2005. Tienen documentos migratorios, pero no son residentes permanentes. Uno de sus hijos es indocumentado. Mateo dijo que podrían ser considerados criminales sólo por albergar a un niño indocumentado en su casa. “Quisiéramos decir que esto es una pesadilla, porque de una pesadilla se puede despertar y volver a la realidad. Pero ésta desafortunadamente es una realidad aterradora”, dijo Mateo. Mateo solía trabajar en la policía antidrogas de América Latina. Estaba acostumbrado a recibir amenazas de muerte, pero dice que hace 10 años amenazaron con matar a su hijo mayor. Entonces se percató de que el peligro era real e inminente, por lo que huyó con su familia a los Estados Unidos. Valentine tuvo que dejar a su hija mayor con sus padres, y no la ha visto en una década. Su abogada de inmigración, Lea McDermid, dijo que la familia, como muchos otros inmigrantes, está en un limbo. En entrevista telefónica comentó que antes de que las nuevas órdenes ejecutivas fueran emitidas, el hecho de presentar documentos para tratar de permanecer legalmente en el país daba a los inmigrantes una suerte de protección ante una posible deportación por parte del Departamento de Seguridad Nacional. “En otras palabras, el DHS sabe que usted está aquí, pero debido a que está en el proceso de solicitar un beneficio, se considera una prioridad extremadamente baja para su remoción”, dijo. “Ahora todas las personas están expuestas. Quiero decir que Trump ha anunciado que cualquier deportación es prioritaria”. Sin embargo, McDermid enfatizó que en el plano local la gente sigue estando segura. “Aunque la Casa Blanca y el gobierno federal tomen muchas decisiones aterradoras, la gente de Anchorage hace todo lo que puede para sentirse protegida y segura aquí”. Chris Tolley, jefe de policía de Anchorage, dijo que es tarea de los agentes federales, no de la policía local, examinar las violaciones de la ley migratoria. En un correo electrónico, Megan Peters, vocera de las tropas de estado de Alaska, escribió: “En primer lugar, los soldados no ‘per lan’ personas. Las tropas no investigan el estatus migratorio de las personas. Esto es tarea de la agencia federal, Immigration and Customs Enforcement (ICE). Si durante el curso de alguna investigación o algún contacto, un policía sospecha que una persona está en el país ilegalmente, éste notificaría a ICE”. A finales de marzo, ICE realizó una operación de tres días y cuatro estados dirigida a “extranjeros con cargos criminales, reingresos ilegales y fugitivos de inmigración”, según un comunicado de prensa de la agencia. Durante la redada, 84 personas fueron arrestadas, 60 de las cuales tenían acusaciones penales. Cuatro individuos fueron arrestados en Anchorage. Rose Richeson, portavoz de ICE, dijo al Alaska Dispatch News que todos tenían cargos criminales y que procedían de Laos, México, Filipinas y Samoa Occidental. En el plano nacional, “debemos esperar ver más deportaciones en caso de personas casadas con ciudadanos estadounidenses sin antecedentes penales”, dijo la abogada de inmigración Margaret Stock durante una entrevista telefónica. “Eso es lo que estoy viendo”. Stock dijo que no es que la gente no quiera cumplir con las leyes migratorias, sino que son realmente complicadas. “Si usted quiere tramitar sus papeles dentro de los Estados Unidos, usted tiene que tener tiempo y dinero. Tiene que tener todos sus documentos en orden, y no es fácil para la gente hacerlo”. Para Mateo y Valentine fue difícil vivir sus primeros años en el país sin documentos. Mateo dijo que se sentía como uno de los criminales a quienes solía perseguir cuando era un oficial de policía. Tan pronto como tuvieron documentos y números de seguridad social, la pareja estableció su propio negocio y comenzó a construir sus vidas aquí, a salvo. Mateo dice que se preocupa por la forma en que se están aplicando las leyes migratorias y por lo que eso significa para su familia. Pero también le preocupa cómo cambian las actitudes hacia los inmigrantes. “Nosotros no tenemos tanta preocupación por el muro que está tratando de levantar el presidente Trump en la frontera”, dijo Mateo. “De lo que tenemos realmente temor es del muro que se está levantando en el corazón y en las mentes de las personas, ese muro que no se puede ver pero que se está levantando. Ese muro, sentimos, está siendo construido a base de odio y de rechazo a los inmigrantes”. Por ahora, Mateo y su familia viven sus vidas tan normalmente como sea posible. Están ahorrando el dinero que planeaban usar para expandir su casa, por si acaso. Pero no pueden regresar a América Latina porque es demasiado peligroso. Quieren quedarse aquí, en casa. |
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