opinión
Existen tres tipos de falsedades: las mentiras; las verdades a medias y las estadísticas manipuladas. Existen tres tipos de servidores públicos: los que trabajan por el bien de su comunidad y no por interés propio (altruistas y patriotas); los que anteponen el beneficio personal al de la sociedad (egoístas y sectarios) y los que ocupan el cargo sin merecerlo (indocumentados y demagogos), a pesar de la legitimidad de los votos del pueblo, al que han convencido con un discurso “populista” de palabras vacías expresadas con buena oratoria.
Estos dos últimos tipos de representantes (egoístas y sectarios, por un lado; indocumentados y demagogos, o populistas, por el otro), recurren a falsedades para argumentar un discurso difícil de defender si no fuera mintiendo y ocultando la realidad que los contradice. Lo que ha sucedido en la Asamblea de Anchorage en los días 13 y 14 de abril es el paradigma de lo que no debería de ocurrir jamás en una cámara que representa al pueblo estadounidense o a una parte de él, a Anchorage en este caso. La asambleísta de Chugiak-Eagle River, Jamie Allard, relacionó la entrada de inmigrantes en los Estados Unidos por la frontera Sur con México con la propagación del coronavirus. “Vienen con Covid”, vino a decir, disfrazando su comentario de “preocupación” por la inmigración ilegal e introduciendo sus afirmaciones entre las de otros asambleístas sobre diversos temas. Dicho de otra forma: Jamie Allard camufló su discurso xenófobo de aparente “sensibilidad” por la “crisis humanitaria”, que se viene produciendo desde hace meses, a casi cuatro mil millas de distancia que separan a Anchorage, Alaska, de Ciudad Juárez, México, y a casi una semana de viaje en coche, con muy poco descanso, atravesando territorio canadiense. Allard no mencionó durante su intervención en la Asamblea de Anchorage de qué estadística contrastada había sacado el dato de que los inmigrantes “vienen con Covid”. Sabe que el que muchos vengan contagiados es pura obviedad; es lógico pensar que entre miles de personas habrá una parte enferma. Pero es una “verdad a medias”, una falsedad. Allard y otros que piensan como ella, y que han sido negacionistas del Covid, como Donald Trump, olvidan o no les importa que no pueden servir al pueblo al que tienen que representar si no conocen los temas de los que hablan, o los distorsionan con mentiras. El presidente de la Asamblea de Anchorage, Félix Rivera, a quien Jamie Allard intentó remover del cargo a través del grupo “Save Anchorage” del cual es miembro, sin lograrlo, puso en evidencia este discurso xenófobo y racista: “los inmigrantes ilegales que llegan a través de la frontera de Texas desde México tienen una tasa de Covid-19 más baja que la de la población de Texas”, dijo. Y añadió: “gente como Allard no pertenece a Anchorage. Algunos discursos son inaceptables y no deberían pronunciarse nunca (…) Los comentarios de Allard son un ejemplo de discurso que debería ser sancionado”. La estrategia de Allard (hija de inmigrantes de Chile e Italia, pero que no se relaciona con la comunidad hispana) es la misma estrategia de los sectarios y populistas para sembrar la discordia; para inocular en la sociedad, porque ellos sí que contagian, un virus más mortal y peligroso que el de una pandemia: el del odio. Los medios de comunicación tenemos la responsabilidad de denunciar sus manipulaciones. Sol de Medianoche exige que nuestros servidores públicos respalden la información que utilizan en los discursos a sus constituyentes. No dejemos que la gente que apoya con su mismo sectarismo y xenofobia a los populistas de la discordia, tengan pase libre para seguir causando daño en nuestra propia casa. |