La difícil realidad de los niños nacidos después de Roe v. Wade Por campbell small
La base del movimiento conservador anti-aborto es que la vida inicia al momento de la concepción. Por ende, esta perspectiva considera que terminar un embarazo via un aborto es equivalente a un asesinato, por eso se denominan “pro-vida”. Recientemente, este activismo logró que la Corte Suprema derogara Roe v. Wade, terminando las protecciones federales al aborto. A pesar de que no lo elimina completamente, es plausible creer que va a incrementar el número de nacimientos. Si los padres no quieren criar a sus hijos, son incentivados a darlos en adopción, pero eso rara vez ocurre.
De acuerdo con la CDC, antes del establecimiento de Roe v. Wade, solo 9% de los padres decidían dar a su hijo en adopción. Esta tendencia siguió después de la decisión de la corte. En un artículo de Women’s Health Issues, en 2017, solo 14% de mujeres a las que les fue negado el aborto consideraban dar al bebe en adopción. Solo 9% optó por hacerlo. La realidad es que la gente decide criar a sus hijos a pesar de que no estén preparados y que los sistemas para apoyarlos no son suficientes.
De acuerdo al Departamento de Agricultura en 2015, el costo promedio de criar un hijo ajustado por inflación era $288,094.39 pero la ganancia media de acuerdo al censo de 2020 es solo de $67,521. Criar un hijo es costoso. Las investigaciones reflejan esto. Datos de Pew Research muestran que 36% de los adultos que no quisieron tener hijos citó motivos médicos o financieros. En teoría, el gobierno pudiese prevenir esto, pero no es la realidad.
Un reporte de la Peterson Foundation en 2020, indica que el gasto federal dedicado al apoyo de niños fue de $482,000 millones (7% del presupuesto nacional). Durante ese mismo año, EE. UU gastó 33% de su presupuesto en salud y beneficios de retiro de adultos mayores de 18 años. Estas estadísticas indican que tener hijos conlleva un gasto el cual el gobierno no logra mitigar. Basado en esto, tiene sentido que la tasa de adopción sea tan baja. También indica que hay padres criando a sus hijos de manera insegura.
Desafortunadamente, en 2019, de acuerdo con el Departamento de Salud, 1,840 niños murieron debido a abuso o negligencia, el fallo de proveer a un niño con el cuidado, ropa, alimento y atención médica necesaria. Hay niños muriendo como resultado que sus padres no tengan suficientes recursos para criarlos de manera segura. La respuesta del estado es el sistema de acogida, pero este sistema no es funcional. En 2020, Children’s Hospital of Philadelphia determinó que los niños en el sistema de acogida tienen 42% más probabilidades de morir que la población general.
De acuerdo con el Departamento de Salud, en 2020, sólo 28% de los niños en el sistema de acogida fueron adoptados, y 54% fueron reunificados con sus cuidadores primarios. Esto muestra que el sistema de acogida falla en proteger a los niños. Es más, es probable que los pueda poner en mayor riesgo. Un artículo de Daniel J Pilowsky y Li-Tzy Wu reveló que es 4 veces más probable que un niño en el sistema de acogida intente el suicidio en comparación con los que tienen una crianza tradicional.
Todos los seres humanos requieren recursos, y todos los niños merecen seguridad. Esto no ha sido considerado en un mundo post-Roe. La realidad es que el número de niños con padres que no los quieren aumentará. Nada ha cambiado y el estado no está listo para apoyarlos. Parece que el movimiento “pro-vida” está más preocupado por fetos de embarazos no deseados que por la vida que tendrán una vez hayan nacido.