La remoción de Elizabeth Cheney: causas, disputas y consecuencias
por gabriel dawson
El pasado miércoles 12 de mayo, Elizabeth Cheney fue removida de su posición de Jefa de Conferencia de la minoría republicana de la Cámara de Representantes. Esta es la tercera posición de más rango que puede tener un representante republicano y se encarga de comunicar la plataforma y mensajes del partido. Su salida es atribuida a su crítica a Donald Trump. Esta acción en la Cámara de Representantes parece una transferencia de poder normal, pero marca un precedente con un impacto significativo en la política republicana.
Nativa de Wyoming, Cheney fue electa al Congreso en 2016, con una plataforma de expansión energética, cortes de impuestos y derechos de segunda enmienda (protección al derecho de poseer y portar armas). Ganó popularidad entre sus colegas por su disciplina ideológica y apoyo a Trump durante la mayoría de su presidencia. Debido a sus opiniones conservadoras, fue electa como Jefa de Conferencia en 2018. En vez de diferir con Trump en política, hubo dos factores que causaron su oposición. Estos fueron los eventos del 6 de enero y lo que ella se refiere como “La Gran Mentira”.
El 6 de enero, Trump tuvo un rally en Washington, el que, de acuerdo a Cheney, y muchos otros, tuvo un rol importante en la incitación de la violencia en el capitolio ese día. El discurso de Trump avivó las llamas del miedo al fraude electoral encubierto, un sentimiento que la mayoría de los republicanos tenía en ese momento y que el propio Trump promovió activamente.
Cheney se refirió a esto como “La Gran Mentira”. Ese día, el Congreso iba a contar los votos del colegio electoral y la violencia quería detenerlos. Este ataque a la transferencia pacífica de poder fue un punto clave en la política estadounidense. Cheney abiertamente criticó estos eventos, lo que llevo a un fallido voto de no confianza que intentaba removerla de su posición. Para Cheney, parecía una intención para aceptar su opinión, pero a medida que sus críticas subían de tono y votó en contra de Trump durante el juicio de remoción, ese intento de aceptación desapareció rápidamente.
Muchos colegas de Cheney defendieron su salida señalando preocupaciones sobre la fuerza electoral del partido cuando hay conflictos internos. Sin embargo, los críticos están preocupados de que esto sea parte de una tendencia emergente de un partido republicano leal a Trump.
La pérdida de la posición de Cheney tuvo amplia cobertura mediática, pero no es un evento aislado. Lisa Murkowski, la senadora republicana de Alaska (quien se postuló como independiente en 2010) recibió críticas similares del partido y está perdiendo votantes conservadores. Aun así, en noviembre pasado, Alaska aprobó una iniciativa de voto de orden de preferencia, lo cual permitirá que cuatro candidatos de primarias abiertas avancen a la elección general. Esto es un cambio positivo que puede solucionar la influencia partidista en las elecciones, pero aún es a escala pequeña. La oposición de estos políticos a Trump, pero no a sus ideas, es una amenaza para sus carreras. Esto crea una pregunta para el partido republicano. ¿Es ahora ser leal a Trump un requerimiento para ser un político en sus filas?