Mara Kimmel directora ejecutiva de ACLU Alaska “Abolir el derecho al aborto es antidemocrático e inaceptable”
Por CARLOS MATías
En mayo, la Unión Americana de Libertades Civiles de Alaska (ACLU, por las siglas en inglés de “American Civil Liberties Union”) nombró directora ejecutiva a Mara Kimmel, experta en políticas públicas y abogada jefe de la filial de Alaska de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles.
La ACLU de Alaska trabaja para garantizar que todos los habitantes del estado tengan la misma protección y oportunidades prometidas por la Constitución. Desde el 1 de junio, Mara Kimmel sustituye a la directora interina Susan Orlansky, que continúa en el consejo de cooperación.
Mara Kimmel tiene experiencia en política pública, trabajo legal y defensa en justicia, inmigración y subsistencia tribal. Ha sido profesora en la Facultad de Derecho en Seattle University School of Law, University of Alaska Anchorage y Alaska Pacific University, e investigadora en el Museo de Anchorage. Ha trabajado en iniciativas de equidad, resiliencia y lucha contra la trata de personas y ha liderado acciones de Bienvenida y Resiliencia en el Municipio de Anchorage.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta en su nuevo cargo? Muchos habitantes de Alaska han sido excluidos de las instituciones de poder por motivos de raza, idioma, pobreza, identidad, encarcelamiento y otros factores. Debemos integrar a todos los habitantes de Alaska en las instituciones cívicas, políticas y económicas. La ACLU de Alaska da prioridad a la protección de derechos y responsabilidades reconocidos en la Constitución del estado. Es una declaración de valores: privacidad, igualdad, rehabilitación… En noviembre, se preguntará a los habitantes de Alaska si queremos celebrar una convención constitucional. Nos hacemos esta pregunta cada diez años y siempre decimos que no. La ACLU insta a que volvamos a decir no. Proteger la constitución de Alaska es fundamental para los derechos y libertades en nuestro estado.
En 1973, el Tribunal Supremo dictó la sentencia “Roe contra Wade”. En 2022, la anulan los jueces conservadores nombrados por Trump, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett. Las mujeres sólo hemos tenido el derecho a tomar decisiones básicas de salud sobre nuestro cuerpo durante 50 años. El hecho de que este derecho acabe de ser arrancado es antidemocrático e inaceptable. Es antidemocrático que seis personas puedan decidir negar derechos básicos a la mitad de los estadounidenses. Es inaceptable que estas seis personas nieguen estos derechos, basándose en escritos de la Edad Media y de una época anterior a que las mujeres tuvieran derecho al voto. Es inaceptable que todavía no tengamos los mismos derechos para todas las personas.
¿Cómo resolver esta falta de sintonía con la ciudadanía? Los estadounidenses apoyan el derecho al aborto y a la autodeterminación corporal. Apoyan los derechos fundamentales a la igualdad. Pero nuestras instituciones están cada vez más dirigidas por una minoría audaz en sus posiciones antidemocráticas. Una forma de abordar este desequilibrio es asegurarse de que todos los que podemos votar, votemos a personas que representen los valores de la mayoría de los estadounidenses.
El juez Samuel Alito dice “es hora de hacer caso a la Constitución y devolver la cuestión del aborto a los representantes elegidos por el pueblo”. ¿En qué parte de la Constitución está prohibido el aborto? Puede que el derecho a la intimidad no esté específicamente enumerado en la Constitución, pero es esencial para las libertades. El Tribunal Supremo leyó la Carta de Derechos desde la perspectiva de una época anterior a que las mujeres tuvieran derecho al voto. La Constitución sigue sin incluir una enmienda de igualdad de derechos. Hay demasiadas personas, incluidas las mujeres, que todavía no tienen los mismos derechos ante la ley.
¿Hay más libertades ciudadanas en juego? Sí. La igualdad matrimonial, el derecho a amar a quien amamos y el derecho a la anticoncepción. Están en peligro otros derechos, incluido casarse con quien se quiera, independientemente de la identificación racial.
¿Qué debe hacer Estados Unidos para mejorar su democracia? Tenemos que asegurarnos de que la afirmación “nosotros, el pueblo” se refiera realmente a todos nosotros. Las instituciones han tratado a las personas no blancas, a las mujeres, a la comunidad LGBTQ+ y a los implicados en el sistema jurídico penal como “menos que iguales”. No ha habido ningún momento en la historia de Estados Unidos en el que todos fuéramos realmente iguales.
Nuestros votos son necesarios para mejorar nuestra democracia, pero hay que garantizar la accesibilidad del voto a todos los ciudadanos. El material electoral debe explicarse con claridad y en las lenguas que hablan los votantes. Debemos mejorar los procesos de votación en las regiones rurales y restablecer el derecho al voto de los ciudadanos que han sido encarcelados y rehabilitados.
Tenemos que garantizar que todos los habitantes de Alaska puedan formar parte de nuestras organizaciones cívicas, políticas y sociales. Debemos reconocer los impactos del racismo, el colonialismo, la misoginia y la supremacía blanca en nuestra democracia y en las instituciones democráticas, y cómo esas dinámicas siguen excluyendo a tantos habitantes de Alaska de tantas oportunidades. ¿Qué debe ocurrir para que Estados Unidos vuelva a ser “un país libre”, ejemplo para todas las democracias? Estados Unidos nunca ha sido un “país libre” para todos. La gente negra y morena, las mujeres, los LGBTQ+, han sido históricamente tratados menos que los hombres blancos. Cada ataque a los derechos de los estadounidenses nos hace menos libres y ninguno de nosotros es libre si no lo somos todos.