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Selfie 1. Por / By Mariano Gonzales

Mariano Gonzales: arte y resistencia
“Como hispanos tenemos que ser el doble de buenos” 

por gabriela olmos

Para Mariano Gonzales no fue fácil abrirse camino como un hispano en Alaska. “Como hispano —dice Mariano— tenemos que ser el doble de buenos para ser considerados buenos”. Esto lo ha obligado a perfeccionar su técnica artística de tal manera que pocos se han atrevido a cuestionarla, y en cambio deben confrontar lo que las piezas dicen. “Se ven obligados a centrarse en el mensaje de las piezas porque no pueden criticar cómo fueron hechas”. Y eso es fuente de orgullo para Mariano. 
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Nacido en Texas, Mariano vivió su infancia temprana en El Paso, rodeado de hispanos. Como muchos niños latinos, Mariano hablaba inglés en la escuela y español con la familia y entre algunos amigos. En 1959, cuando Alaska se convertía en un estado de la Unión Americana y Mariano cumplía ocho años, su familia se mudó a esta Última Frontera. Cuando llegó a Alaska, las circunstancias “me forzaban a olvidarlo todo, particularmente el español. Ahora es fantástico ver que muchos se interesan por los idiomas, pero en Alaska, cuando yo llegué, no debías hablar español y ni siquiera debías verte como un hispanohablante. Algunos no podíamos evitarlo, así que o sobrevivíamos o nos dejábamos derrotar por ello”. 

Ahora estamos acostumbrados a vivir en la diversidad de Alaska, pero no siempre fue así. Mariano recuerda que cuando fue promulgado el Voting Rights Act, en 1965, Alaska fue señalado como uno de los estados donde se discriminaba a las minorías. En 1988 pasó una iniciativa de “Sólo inglés”; es decir, que prohibía el uso de otros idiomas en las instituciones del Estado. “Estas políticas —dice Mariano— eran un gran insulto, una bofetada”. En ese contexto, Mariano aprendió a leer a las personas como una forma de sobrevivir. “Encontraba la manera de saber de dónde venían y eso me daba una idea de qué tan racistas podían ser, de qué tanto odiaban a los mexicanos”. Mariano repara que hoy día muchos han olvidado el pasado reciente racista de Alaska, “pero eso no puede ser”. 

Mariano vendió su primera pieza cuando estaba en quinto año de primaria. Había visto los postes esculpidos por los nativos. Y sin saber bien a bien de su significado, talló una pieza similar de dos pies de alto y ésta se vendió en una subasta. En adelante, durante sus años estudiantiles, usó su tiempo libre para producir diferentes formas de arte. Al momento de tener que elegir una carrera, no sentía arder el deseo por ninguna otra opción, “así que me convertí en artista por default”. Mariano obtuvo su licenciatura en pintura y grabado, y después se enroló en el Visual Arts Center of Alaska, un galería y espacio de aprendizaje para los artistas nativos. Éste tenía estudios para trabajar bras, metales y escultura. Y él encontró un nicho en el taller de joyería y grabado. “Como hispano, en Alaska, no eres nadie. No eres blanco, no eres nativo; es difícil que te tomen seriamente en el mundo del arte” 

Mariano se iniciaba en el arte del grabado en la época del boom petrolero, así que vendió muchas piezas a los inmigrantes del petróleo. Al paso del tiempo su pasión por el arte lo ha llevado a buscar nuevos desafíos técnicos. Por ejemplo, en fechas recientes imprimió sobre tortillas la imagen de unos puffins (pájaros de la zona) que ironizan sobre la campaña de 1988, “Sólo inglés”. 

Más adelante fue aceptado en la Rhode Island School of Design, una de las mejores escuelas del país para estudiar arte. Enseguida se dio cuenta que tenía mucho camino por andar para alcanzar el nivel de sus compañeros. “Pero para mí el fracaso no era una opción”, dice Mariano, quien se esforzó al máximo y consiguió graduarse. 

Cuando volvió a Alaska ganó una beca del Alaska State Council of the Arts para establecer un estudio de trabajo en metal. “Enseguida me di cuenta que no me gustaba hacer obra creativa para nadie más. ¡Hay personas que tienen ideas inmundas!” Así que decidió ganarse la vida fotografiando eventos sociales. 

Más adelante se convirtió en profesor en el ACC (Anchorage Community College); muy pronto fue nombrado director del Departamento de Arte. Y cuando el ACC se fusionó con UAA, a fines de la década de 1980, el puesto de profesor de dibujo se duplicaba, así que las autoridades decidieron dedicar una de las plazas al arte digital. “Había una gran controversia en torno a mi contratación para el puesto. Una parte de la facultad se oponía. En algún momento el pleito llegó a ser tan horrible que la cabeza de la Sociedad de Alumnos de Arte puso letreros que decían que el departamento de arte quería contratar a un artista digital proveniente de las minorías”. Se había programado una reunión en la que se discutiría el asunto. Cuando Mariano descubrió que era pública, decidió aparecer. Cuando los asistentes lo vieron entrar, nadie se atrevió a cuestionarlo, excepto, irónicamente, por una latina. Esto le recordó a Mariano el cuento de los cangrejos que es conocido entre los inmigrantes: “Como en la historia de la cubeta con cangrejos, que nadie puede salir, porque los otros lo empujan hacia atrás”. Pero finalmente terminó por impartir clases de metales, diseño gráfico, dibujo, escultura y diseño digital a nivel universitario. 

En cuanto a su propuesta estética, Mariano asegura que, desde su perspectiva, “el arte es una experiencia, no importa que la pieza sea una pintura, un objeto o un proceso. Así, el arte no está en la obra, sino en quien la mira. Se esablece una suerte de colaboración con el espectador. El artista no controla lo que el espectador ve”. 

La obra de Mariano tiene tintes políticos. Sobre esta veta de su trabajo, afirma: “Nunca me han gustado los bullies. Al crecer como un hispano en Alaska me encontré con muchos tipos de bullies. Los peores son quienes lo hacen para ejercer el poder que creen tener”. Mariano afirma que a veces esos bullies llegan al poder: “George W. Bush, Dick Cheney y ahora Donald Trump”, y considera su obra como un comentario contra aquellos que quieren ejercer su poder sin detenerse a reflexionar sobre los derechos de quienes pisan. El artista agrega: “Si encierras en una habitación desnudo a alguno de estos personajes, ¿quién sería? Nadie”. El arte —asegura— “es la única fuerza de resistencia que tengo. Así que la voy a usar. Si puedo cambiar la mente de una persona habré tenido éxito”. 
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Cuando se le pregunta si siente miedo de las consecuencias que sus piezas le pudieran traer dice que piensa en Federico García Lorca, el poeta asesinado en la Guerra Civil española: “Supongo que no debo preocuparme. He vivido una buena vida. No puedes dejar que el miedo te apague porque entonces los bullies ganan”. 
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Sol de Medianoche is a monthly publication of the Latino community in Anchorage, Alaska