NOTA DE OPINION
Apropiación cultural
“La gente quiere mi ritmo, pero no mi tristeza”, así es como Sonya Hunte abrió la Conversación Comunitaria sobre Apropiación Cultural en octubre pasado. La frase se refiere a escoger y elegir partes de una cultura sin preocuparse por las hostilidades que encaran las personas herederas de esa cultura. Un ejemplo de apropiación cultural es lo que pasa con la tradición del Día de Muertos, donde las grandes corporaciones se benefician económicamente de la venta de objetos y “disfraces” producidos en masa en el contexto de Halloween. La celebración latinoamericana se ha hecho popular y, al mismo tiempo, el sentimiento antiinmigrante contra los latinoamericanos ha crecido. El mensaje de “queremos tu cultura, pero no queremos a tu gente” es perjudicial para todos. Especialmente ahora, cuando las familias inmigrantes enfrentan políticas deshumanizadoras que, en miles de casos, las separan y encarcelan a los niños.
El Día de Muertos es una celebración que invita a toda la comunidad sin distinción, como la Muerte, que no discrimina. Es una celebración con raíces espirituales, como la práctica del yoga o el budismo, que no se restringe a un tipo de personas. Sin embargo, cuando uno es invitado a participar, es importante aprender de qué se trata la tradición, cómo es la manera respetuosa de comprometerse y mostrar solidaridad con los herederos de esa tradición. Baila al ritmo y sé consciente de las tristezas, interésate por la comunidad con la que estás participando. Una excelente manera de apoyar es comprar un objeto artesanal del Día de los Muertos hecho a mano por una persona indígena y pagar un precio justo, tomarse el tiempo para conocer a dicha comunidad. Melissa Shaginoff señaló que uno de los efectos nocivos de la apropiación cultural en las comunidades indígenas y nativas es que crea confusión de identidad, especialmente para las generaciones más jóvenes. La apropiación cultural es una forma colonialista de decidir qué partes de la cultura son aceptables, y cuáles no. Esta tergiversación crea una versión simplificada de lo que es un indígena y hace que sea muy difícil para los jóvenes nativos ejercer y representar su propio patrimonio cultural. E.J. David, un inmigrante filipino y profesor de la Universidad de Alaska, explicó que una forma de ser un aliado es quitarse del camino y no tratar de ser un salvador. También dijo que para poner fin a este tipo de opresión contemporánea hay que dejar que los miembros de la comunidad lideren y amplifiquen sus voces y si realmente uno se preocupa y quiere ayudar, debemos estar dispuestos a arriesgar nuestros propios privilegios. Riva Symko dijo que la apropiación cultural se trata de relaciones de poder, y como una colona blanca que quiere ser una aliada es esencial renunciar a los privilegios, aceptar la crítica y escuchar. Finalmente, Lorena Medina nos recordó la importancia de preocuparse por el “indio vivo” y no sólo glorificar al “indio muerto”. |