Estamos a punto de despedir el 2020, un año lleno de sucesos inesperados, que en su inicio no podíamos ni imaginar, y de recibir a otro, 2021, que viene con muchas incertidumbres. Tradicionalmente, los diferentes pueblos y culturas tienden a asociar esta transición de un año al siguiente con expectativas de mejora. Pero, esta vez, la realidad que hemos vivido parece obstinada en decirnos: “no se hagan muchas ilusiones”. Pues bien, reivindicamos la ilusión.
Es verdad que son tiempos difíciles. Pero estamos en fechas que normalmente aprovechamos para renovar nuestros propósitos de cambio de las viejas costumbres y de liberación de preocupaciones.
El año 2020 no tardó en traernos la pandemia del Covid-19, que ha venido provocando tanto desconcierto, enfermedad, aislamiento, distancia social y muerte. Luego trajo las protestas del “Black Lives Matter” (“Las vidas de los negros importan”), a raíz del racismo institucional y de unos disturbios callejeros como no había habido otros desde 1992, con el “caso Rodney King”, en Los Ángeles, o como los de la década de los sesenta, contra la segregación racial. Tiempos de los seguidores esperanzados de Martin Luther King y de los fanáticos supremacistas del Ku Klux Klan, a quienes afortunadamente los primeros doblegaron.
Pero no todo ha sido malo en este año que termina. Varios soplos de aire fresco parecen querer entrar en nuestras vidas.
Por fin vamos a tener vacunas contra el coronavirus. Ya es hora de torcerle el brazo a la adversidad de esta pandemia global como pocas ha habido en la historia.
Hemos vivido unas elecciones presidenciales que traerán nuevos modos en la Casa Blanca a partir del próximo 20 de enero. Acabarán con los cuatro últimos años de locuras y las constantes amenazas a la biodiversidad, la sostenibilidad, al cambio climático y al medio ambiente. Esto, en Alaska, que tiene la reserva natural más grande del planeta, es especialmente importante.
Este año, Sol de Medianoche ha sido distinguido con la Beca del Alaska Center for Journalism, para publicar una vez al mes. Esto ha permitido que sigamos informando a nuestra audiencia, multirracial y multiétnica, acerca de los temas sociales que más nos afectan especialmente durante estos tiempos tan difíciles y donde la información verídica y oportuna es muy necesaria.
Por último, estamos en fechas en las que nos damos cuenta, como en ninguna otra época del año, de lo mucho que necesitamos a nuestras familias y seres queridos, a los que llevamos en el corazón. Contra esto no hay distancia social que pueda.
Somos resilientes a pesar de estos tiempos de incertidumbre. Que el cambio de año no sirva de pretexto para imponernos la “nueva normalidad” de libertades recortadas. Una “nueva normalidad” que, en sí misma, es una contradicción, porque si es “nueva” no puede ser “normalidad”, y si es “normalidad” no puede ser “nueva”. Sí: “Año Nuevo, Vida Nueva”. Una vida más sana, sostenible y cercana.