Los republicanos quieren “hacer desaparecer lo que este país ha sido siempre: un líder democrático para todo el mundo”. Descalifican a quienes buscan una sociedad más justa. Votar Trump es votar por injusticia, supremacismo y Ku Klux Klan. Votar demócrata es votar por libertad y justicia.
Los políticos republicanos llaman socialista a cualquier demócrata que pretenda cualquier petición que a ellos les moleste. Lo grave de esto es que ellos se refieren al socialismo-stalinismo, con todo lo que aquel disparate significa. El amedrentar, asustar y rebajar es lo que pretenden los republicanos. La realidad es otra. Ese liberalismo avanzado que pretendemos los demócratas viejos es lo que lleva a Europa a mejorar su calidad de vida.
Si lo que observamos cada día y la mención que se hace de mejorar los derechos humanos es tachada de socialismo, yo soy un socialista.
Si la pretensión de que las empresas que ganan exorbitantes beneficios a costa del trabajo de sus empleados repartan una parte de sus beneficios con sus trabajadores es socialismo, yo soy un socialista.
Si el reafirmar que la mujer es dueña de su cuerpo y rebatir lo que hombres, casi siempre de raza blanca y de tendencias de ultraderecha, pretenden imponer es socialismo, yo soy un socialista. (Yo aprendí de muy niño que la intolerancia es fascismo).
Si el deseo de que el salario mínimo esté en consonancia con los beneficios netos de una empresa, si eso es socialismo, yo soy un socialista.
Si el logro de que la mujer, desempeñando el mismo trabajo que el hombre, gane el mismo sueldo, si eso es socialismo, yo soy un socialista. Y lo mismo para los hombres y las mujeres de color.
Si rectificar la inmigración y tratar a esos seres humanos como ciudadanos legales, que abandonaron sus países hace muchos años por una vida mejor y trabajaron en la agricultura y en ramas de la producción donde no hay presencia de nativos, si eso es socialismo, yo soy un socialista.
Si defender a esos miles de niños y niñas que vinieron con sus padres hace años y crecieron y se hicieron personas de provecho en este país (dreamers); si pretender que es de justicia que esas personas sean declaradas ciudadanos de Estados Unidos es socialismo, yo y más de medio país somos orgullosos socialistas.
Si pretender que en Estados Unidos se deba tener un seguro de salud para todos, como sucede en Europa, si eso es socialismo, yo soy un socialista.
Si el deseo de que los fármacos estén al alcance de todos los bolsillos y las farmacéuticas tengan un poquito menos de ganancia, si esa aspiración es socialismo, yo soy un socialista.
Si ese racismo perenne y enraizado en este país hacía gente de color, musulmanes, judíos, etcétera, desapareciera, si eso es socialismo, yo soy un socialista.
Si tomar en serio el cambio climático —que lo estamos experimentando ahora más que nunca— y destinar los recursos necesarios para evitarlo, si a eso llamamos socialismo, yo soy un socialista.
Si el querer desaparecer esa lacra, baldón o manchón que acarrea este poderoso país, esa miseria de más de doce millones de niños que se acuestan con hambre todos los días, si eso es socialismo, yo soy un socialista.
Si pretender cambiar el sistema de prisiones, donde la mayoría de los internos son afroamericanos o latinos, detenidos por ofensas no violentas (delitos de droga), con unas sentencias draconianas, es socialismo, yo soy socialista.
Si el proveer a los estudiantes de derechos de enseñanza y matrícula gratis en todos los colegios y universidades públicas es socialismo, yo soy socialista.
Estamos atravesando un período político en el que se pretende hacer desaparecer lo que este país ha sido siempre desde su fundación: un líder democrático y una esperanza para todo el mundo. Tenemos que pelear por lo que creemos y debemos defender a la democracia más duradera y estable del planeta.
Manuel es originario de España y también es ciudadano norteamericano, actualmente radicando en Granada. Trabajó varios años en California como operador de linotipos en el Chronicle, Examiner, San Mateo Times, e Independent Journal de San Rafael, así como en imprentas comerciales. Es pensionado y le gusta disfrutar de su familia y escribir en su idioma.