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SE BUSCAN OCHO MILLONES DE EMPLEADOS

por carlos matías

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En este último año y medio “infectado” de coronavirus, parecía que nos habíamos quedado sin capacidad para la sorpresa. Pero no es así. El mundo sigue dando unos giros imprevisibles. Uno de los más llamativos es el hecho de que, en Estados Unidos, un país con casi 39 millones de desempleados —y sus índices de desempleo, subiendo—, los empresarios llevan tiempo buscando personas para contratar y con las que poder cubrir ocho millones de puestos de trabajo que tienen vacantes, pero hasta ahora no encuentran a los trabajadores dispuestos a tomarlos.

“Págenles más, págenles más” decía la pasada primavera el presidente Joe Biden, cuando en una comparecencia pública alguien le preguntó por la escasez de mano de obra en todo el país. La situación es verdaderamente insólita. Sobre todo, en medio de una recuperación económica tras superar el “parón” de la actividad por culpa de la pandemia del Covid.

Las palabras del presidente iban dirigidas a los empresarios que argumentaban que la falta de trabajadores en busca de una colocación en el mercado laboral se debe al “generoso complemento” de 300 dólares más a la semana, hasta el próximo mes de septiembre, en el subsidio de desempleo. Un complemento que ha enojado, y mucho, a los republicanos.
El dinero es parte de los 1.9 billones de dólares que el presidente Biden firmó en marzo, dentro de su política de estímulos y ayudas económicas. Numerosos estados conservadores (casi una veintena) decidieron dejar sin esta ayuda complementaria y extra a sus respectivos desempleados.

Más ofertas de empleo
Las ofertas laborales se han disparado entre un 30% y 40% más en Estados Unidos, según algunas fuentes, lo que equivale a decir que ahora la oferta de trabajo es incluso mayor que antes del estallido de la pandemia.

Sin embargo, la mano de obra ha bajado más de dos puntos (unos tres millones de personas) en los últimos meses. Actualmente, hay siete millones de empleados menos que en febrero del 2020 (una caída del 5%), cuando aún no había crisis sanitaria.

El país está ahora viviendo este debate: ¿ayudar a los desempleados o no ayudarles? Wall Street pronosticó en abril que se llegaría casi al millón de nuevos contratos. Pero la cifra se quedó en 266,000 dicho mes y en mayo pasado aumentó a solo 559,000, siempre por debajo de las expectativas del “casi un millón”.

Sin embargo, estos datos contrastan con el informe oficial de que existen más de ocho millones de puestos de trabajo vacantes y que los empresarios buscan empleados que los ocupen. Algunas agencias de colocación llegan más lejos y aseguran tener hasta 16 millones de posiciones sin cubrir.

Según Morgan Stanley, el suplemento a los beneficios de desempleo “no es un factor más importante que otros impedimentos para el reingreso en la fuerza de trabajo” y un estudio de Microsoft concluye que cuatro de cada diez trabajadores se plantean dejar su puesto laboral.

¿Miedo al virus?
Hay quien justifica la escasez de personas dispuestas a trabajar por miedo al coronavirus. Se basan en que los estados con índices de vacunación inferiores al 30% tienen más puestos de trabajo vacantes que los estados con una vacunación más generalizada.

Otro argumento es que, por el efecto de la pandemia y el cierre de las escuelas, muchas mujeres han dejado la fuerza laboral y se han quedado en casa. Otros aseguran que al haber realizado su trabajo en remoto ya no están dispuestos a regresar a las oficinas, porque además han descubierto que existen más cosas que el trabajo y, como tienen ahorros por haber estado tiempo sin gastar, han decidido disfrutar antes de volver.

También hay personas que han optado por ampliar su formación o por abrir un negocio propio. Por ejemplo, se ha disparado la petición de licencias para ser agentes inmobiliarios.

Los subsidios
Otra razón de peso es que muchos estadounidenses han optado por acogerse a la jubilación anticipada, dados los despidos y los cierres temporales en sus empresas durante los peores tiempos de la pandemia, con la consiguiente incertidumbre laboral. La formación de los nuevos trabajadores que deberían de sustituirlos se frenó con las restricciones y aún no han acabado de prepararse para ocupar los puestos vacantes.

Por último, tampoco les falta razón a quienes creen que hay personas que prefieren seguir en el desempleo antes que trabajar, porque se han acostumbrado a vivir con el subsidio.

A todo lo anterior hay que añadirle una lamentable situación: los pequeños y medianos propietarios de negocios locales reciben ayudas económicas que en realidad no van destinadas a ellos, sino a sus trabajadores. Es decir, que se están viendo convertidos en administradores de los subsidios estatales, mientras que solo algunos de ellos, como pequeños empresarios, califican para recibir ayuda limitada por parte del gobierno.
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Sin ayudas para sus negocios, y con puestos de trabajo por cubrir, porque los desempleados no quieren trabajar en ellos, la pregunta es: ¿cómo va a poder levantar cabeza (económica) este país y volver a liderar el progreso mundial si no cuida a su clase media, propietarios de pequeños negocios que no pueden despegar por falta de fuerza laboral o apoyo económico necesario para seguir operando?

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Sol de Medianoche is a monthly publication of the Latino community in Anchorage, Alaska