Una elección histórica
El 3 de noviembre de 2020 será un día importante para la política mundial. Los ojos del mundo verán con detalle a los Estados Unidos mientras los ciudadanos votan para elegir a sus legisladores, y mostrar su preferencia para que sus representados en el colegio electoral seleccionen al presidente del próximo periodo constitucional, quien liderará uno de los poderes hegemónicos mundiales. Como ya he mencionado en otros artículos, este año no ha sido un año normal y lo mismo se puede decir de las elecciones. Por ende, en esta pieza exploraremos algunos de los aspectos claves de esta peculiar elección.
Es bueno recordar que la elección presidencial en EE. UU. no es una elección directa. Es una elección censitaria, en la que los votantes no deciden directamente quién es el ganador. En este caso, ellos muestran su preferencia que luego es reflejada por un número de electores proporcional a la población de su estado en la reunión del colegio electoral. Un candidato puede obtener más votos y aún así perder el colegio electoral por la manera en la que esos votos están distribuidos a través de varios estados. Ese fue el caso de las derrotas de Al Gore en el 2000 y Hilary Clinton en 2016. El propósito de un sistema censatario, de acuerdo con Hamilton en el ensayo Federalista No.68, es asegurarse que el presidente electo tenga el apoyo de un número significativo de estados y sea una persona de buenos méritos aprobada no sólo por los ciudadanos sino también por personas involucradas en la élite política. La elección de 2020 está directamente marcada por la pandemia del COVID-19. La campaña, por ejemplo, será como ninguna otra. Los candidatos se están reinventando. El vicepresidente Biden está haciendo eventos casi enteramente digitales desde su sótano en Delaware para cumplir los lineamientos de distanciamiento físico, cosa que nunca se ha visto en una era en la que eventos masivos de campaña son la norma. El presidente Trump está explorando la manera de volver a hacer sus mítines tradicionales, pero después de su fracaso de asistencia en Oklahoma, está encontrando resistencia para volver a los escenarios. Sin embargo, el COVID-19 no solo afecta la campaña; la economía está en una situación grave. El número de personas sin empleo, de acuerdo con datos gubernamentales del 20 de junio, es 19.3 millones. La economía está sufriendo por el cierre preventivo en marzo y por la accidentada reapertura. El desarrollo económico es un factor clave para la reelección de un candidato. Y, a pesar de que los votantes tienen una perspectiva positiva de Trump con respecto a la economía, 3/5 de votantes registrados en una encuesta del New York Times, están en desacuerdo con su manejo de la pandemia, lo cual, en este año tan movido, va a ser determinante. De acuerdo con la misma encuesta, Biden lidera a Trump por 14 puntos porcentuales, una ventaja mayor que la que Obama tuvo sobre McCain o Romney y doble de la que Hilary Clinton tuvo sobre Trump en 2016 en esta etapa de la campaña. El presidente Trump está perdiendo apoyo en grupos demográficos esenciales para su campaña: adultos mayores blancos y mujeres blancas con títulos universitarios. Ambos grupos están en desacuerdo con el manejo de la pandemia y la tensión social después del asesinato de George Floyd. El modelo de The Economist, una revista británica de muy buena reputación, le da a Biden el 4 de julio un 88% de probabilidad de victoria. Cabe destacar que este modelo no solo usa datos de encuestas sino también métricas de cada estado que han influenciado el voto presidencial. Trump simplemente no puede utilizar el punto retórico de no pertenecer al establecimiento político que tanto lo ayudó en 2016 porque, después de 4 años, él ya es parte de ese establecimiento. Sin embargo, las encuestas cambian, estamos muy alejados del día de las elecciones y el 2020 nos puede traer más sorpresas. Así que hay que prestar atención, especialmente a los resultados de Arizona, Ohio, Georgia y Carolina del Norte, quienes decidirán la elección este año. Ahora, más que nunca, es importante votar porque todas las voces tienen que ser parte de esta elección histórica.
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