Las mujeres indígenas de México tejen sus huipiles (vestidos) con el alma. Margarita Bautista vive en Anchorage y usa su huipil en ocasiones especiales. Orgullosamente cuenta que ella lo tejió en tres semanas, pero que hacer un huipil triqui puede tomar hasta un año o más. Las triquis heredan de sus madres y sus abuelas la tradición del tejido en telar de cintura (la tejedora se sienta en un extremo del telar y amarra el otro a un árbol).
Casi todos los diseños del huipil triqui tienen algún simbolismo. El cuello en su forma circular representa los rayos del sol (que es la cabeza de la mujer que porta el huipil) y los listones de colores que cuelgan del cuello son el arcoíris. Todo el huipil simboliza el ciclo de la mariposa. El motivo central o figura madre está formado por varias barras de colores que simbolizan los capullos. Las figuras que lo rodean incorporan el rastro de la mariposa volando. El resto de las líneas representan la metamorfosis de oruga a mariposa. La parte blanca de abajo simboliza la muerte, pero es seguida por otra parte roja, lo que lleva a pensar que la vida y la muerte son parte del mismo ciclo. El huipil forma parte de los momentos más especiales de las mujeres triquis. Margarita relata que en la celebración de una boda se hace el cambio de huipil, que es cuando las mujeres forman un círculo alrededor de la novia, le ayudan a ponerse su nuevo huipil y la llenan de collares, listones y flores en su cabello. El huipil y las tradiciones triquis han migrado con las mujeres y sus familias. Los hijos de los migrantes triquis en su gran mayoría son trilingües, ya que han conservado su lengua triqui, y también aprenden español e inglés. Sin embargo, la lengua sigue siendo un reto para los que llegan a los Estados Unidos, al igual que aprender a manejar y encontrar buenas oportunidades de trabajo. Margarita es famosa por su comida y sus tortillas que son del tamaño de dos manos juntas. Hace poco su hija se graduó de la escuela primaria y ella ofreció una celebración con pozole, taquitos de carne, salsa, pastel y flores. La celebraciones, dicen los triquis, son la mejor oportunidad para juntar a familiares y amigos. Algunas de las nuevas generaciones triquis que están creciendo en los Estados Unidos adoptan su cultura con alegría y honor al mismo tiempo que la reinterpretan y la transforman. Esto sucede con el huipil tradicional, pues a veces sus lienzos son cosidos a manera de blusa corta e incluso como blusa estraple. De cualquier manera el huipil triqui ha sobrevivido a las embestidas de la colonialización y ahora a la globalización, pues más que una prenda, es un símbolo de dignidad y resistencia. Llevado a la manera tradicional o en alguna de sus transformaciones, el huipil sigue siendo una marca de la identidad triqui. |